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Saturday, November 3, 2012

Acerca de las terribles traducciones en folletos explicativos


Este tema ya lo hemos tocado anteriormente, pero nunca dejo de sorprenderme. Esta semana compramos algunos artículos para el hogar,  y ya sabemos que es mejor leer las instrucciones en inglés y no soportar los errores en las frases de las traducciones en manuales y folletos explicativos.
Pero esta vez, un artículo con patente pendiente, superó todas nuestras expectativas, es de Mainstays, un ¨heavy duty drying rack¨ (de uso pesado o intensivo), traducido como ¨tendedero de uso rudo.¨ Lo primero que a uno se le viene a la mente, es que por sus características rudas, tendremos una pelea con el tendedero, luego los errores de ortografía en el folleto son absolutamente increíbles, y no sólo la típica confusión ¨s¨ por ¨z¨, o viceversa, también letras faltantes, símbolos sobrantes y errores que ni un traductor on line cometería.
Y vaya que también hemos discutido sobre los traductores on line......
Un folleto de lámpara portable, Hampton Bay, me sorprendió gratamente. Muy correcta la explicación, salvo por mencionar al artículo constantemente como ¨luminario,¨ en vez de luminaria. Amigo lector, entre al RAE.com y busque ¨luminario, ¨ no encontrará resultados.
Podríamos suponer que cuando el artículo obtenga su licencia definitiva (¿porqué está a la venta si aún no la obtuvo?) habrá una corrección definitiva de las traducciones del inglés al castellano que correspondan al packaging (anglicismo aceptado en mi país).  Pues no la habrá, tal vez una revisión general.
Me pregunto si no existe una regulación para estas breves comunicaciones con el público (el cliente), lo mismo sucede si llamamos en EEUU a una empresa  y seleccionamos la opción ¨español,¨ que contiene un mensaje grabado de una persona hablando con errores de todo tipo, incluso para indicar números. Tal vez  en un país donde habita un crisol de razas, sea comprensible que todos cometamos errores en lenguas no nativas, al hablar, al escribir y publicar??

Monday, July 16, 2012

En defensa del traductor público

La Letra X. Pintura digital de Myriam B. Mahiques

Yo soy una defensora de los traductores públicos universitarios. Acostumbrada a leer en dos idiomas, y tantos libros traducidos de su idioma original, sé apreciar cuando una traducción es correcta y nos hace sentir que estamos reconociendo al autor.
En este momento, estoy leyendo Doña Flor y sus dos Maridos, en inglés, y siento que mucho me estoy perdiendo del candor de Jorge Amado, pero no puedo decir que la traducción sea incorrecta.
Sucede, como decía Borges, que a veces el traductor elige una palabra, entre muchos sinónimos, no sólo por el sentido, sino por su ¨musicalidad.¨ Al respecto, los invito a leer un post anterior llamado ¨Borges, el traductor literario¨ en este link:

He leído un artículo de Beatriz Rodríguez, presidenta del Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, y si bien he visto que a su texto le faltan algunos acentos y espacios (además se la critica por la mención de una ley uruguaya en el contexto de una nota argentina), quisiera de todos modos compartirlo, porque no me resulta aceptable que una computadora oficie de traductor, por más que se le den datos de dialectos, el sentido de la jerga humana, en una dimensión antropológica, sólo lo sabe el hombre.
He vivido en California (un crisol de idiomas) los años suficientes para entender que ciertas palabras y frases, sólo son plausibles de traducción desde la identidad de sus usuarios.
Dice Rodríguez:

¨En los últimos meses, muchos diarios y revistas de renombre se están haciendo eco de un mensaje errado hacia la sociedad: las máquinas reemplazarán a los profesionales de la traducción. Si bien es evidente, por muchísimos factores, que este mensaje está totalmente equivocado, no hace mucho hemos leído, además, por parte de un futurista, que la profesión que dicen «desaparecerá» en diez años es la del traductor público. El traductor público es un profesional universitario según lo define, entre otras, la ley 20.305. Ejerce una profesión liberal, siendo depositario de una fe pública derivada y su actividad es de naturaleza eminentemente intelectual. El ejercicio de su profesión abarca un vastísimo espectro en el marco del conocimiento, lo que presupone una constante puesta al día, en la medida en que se aplica incesantemente el ámbito de la ciencia y la técnica, exigiéndole una total pericia idiomática. Esto se debe a que el dominio de los idiomas en que actúa es necesario para el desempeño de su profesión (intermediario entre pueblos y culturas) y descansa sobre el traductor publico, sobre su responsabilidad y ética, una parte preponderante del correcto desarrollo de las relaciones con el extranjero, en todos sus aspectos: el jurídico, el cívico, el social, el cultural, el científico y el comercial. En el plano oficial, es preceptiva de nuestro país su intervención para el diligenciamiento de toda documentación proveniente del extranjero, que se presente ante los organismos del Estado para su tramitación. No obstante, la realidad en que transcurre nuestra vida en los tiempos actuales nos exhibe constantemente una serie de cambios y también una complejidad de las cosas, mayor que en otras épocas. Esto es indudable. 
(....) una vez más, es importante marcar cuáles son las diferencias entre los traductores públicos y cualquier otro improvisado en la traducción: Perfecto dominio de, por lo menos, dos idiomas.Perfecto dominio de los diversos estilos discursivos de ambos idiomas.Conocimiento de dialectos.Conocimiento de culturas y costumbres.Perfecto dominio de los sistemas jurídicos contemporáneos.Experiencia en labor judicial como perito. El traductor público es un profesional que debe actualizarse permanentemente, y esto tiene un costo que no puede ser soportado si no percibe un honorario digno. Pone todo su bagaje cultural y de formación profesional al servicio de la sociedad. En todas las hipótesis, cada trabajo de traducción es un acto único, que se basta a sí mismo, que no solo abarca la tarea puntualmente encomendada y requiere la consideración del caso por parte del usuario de los servicios profesionales. Debemos tener en cuenta que el traductor público es un profesional que avanza letra a letra y palabra a palabra, en una conjunción de funciones cerebrales que implican aptitudes neurolingüísticas que no todos los seres humanos pueden desarrollar y aplicar.¨

Lea el artículo completo:

Wednesday, July 27, 2011

La importancia de las traducciones. ¿En qué idiomas se traducen los libros?

San Jerónimo. Obra de Antonio de Pereda y Salgado. 1643

He leído una nota fantástica de Anna-Kazumi Stahl sobre la importancia no reconocida de las traducciones y sus traductores. No sabía por ejemplo, que hasta hay un santo de los traductores, San Jerónimo, ¨cuya versión al latín de la Biblia, previamente traducida al griego para su inclusión en la legendaria Biblioteca de Alejandría, costó años de minucioso trabajo¨ (de la nota de Anna). Personalmente, evalúo la traducción antes de comprar un libro clásico, generalmente, hay un prefacio que habla de las vicisitudes de las traducciones, si han sido cambiadas y porqué en la edición que me toca en suerte. También es importante saber si el traductor ha respetado -y hasta qué punto- el lenguaje primitivo original, cuando es un libro muy antiguo, hemos de suponer que no podríamos entender muchas frases en sus acepciones originales, pertenecientes a otros contextos socio-históricos. Y cuánto se pierde en el cambio? Pues, si el traductor es bueno y culto, diría que ganamos. Recordemos que Borges decía que no se debía traducir el Martín Fierro al inglés y transformarlo en un cowboy.
Reproduzco la primera parte del artículo que menciono para reflexionar, e invito a los lectores de este blog a leerlo por completo:

San Jerónimo leyendo una carta. Obra de Georges de La Tour.1627-29. Wikipedia.org

Un antropólogo cultural japonés me dijo una vez que las formas de diversión popular que se vuelven masivas en su país, aun cuando parezcan modernas y occidentales, mantienen una conexión con rituales antiguos, muchas veces espirituales. Cuando a ese pensador, que escribió sobre los lazos entre la modernidad manifiesta y una antigüedad menos visible pero presente, le propusieron traducir sus textos a lenguas occidentales, lo rechazó sin vacilar. Me sorprendió esa actitud cerrada en un intelectual dedicado a relacionar lo primitivo con la vida contemporánea, que había participado en proyectos académicos en Francia y en Canadá y que, sin embargo, insistía en que cualquier versión en un idioma occidental distorsionaría lo que él había formulado desde su sensibilidad japonesa. Sus obras se pueden leer en mandarín, pero no en inglés; en coreano y en bengalí, pero no en francés, un idioma que el propio autor domina.
Le dije que me parecía contradictoria su opinión de que se puede traducir de una lengua occidental al japonés, pero no del japonés a una lengua occidental. Él sostuvo que los escritores japoneses han puesto gran esfuerzo en lograr cambios en el idioma propio para poder conllevar la mentalidad occidental, pero que los occidentales no han hecho lo mismo. Terminó por dirigirme una mirada tan fija que me sentí en falta por haber dudado de lo que él decía.
¿Hay un "esfuerzo" que a los occidentales nos falta hacer? ¿No hemos leído, traducidos a todas las lenguas, a los grandes autores de la literatura universal? ¿No estamos viviendo en la era de la globalización? La producción de material de lectura va en aumento. Las estadísticas de la Unesco dicen que se publica un 25% más de libros hoy que hace 25 años y que la era digital sólo acelerará esta tendencia.
El intercambio de ideas ha dado un viraje, visible en las cantidades de libros que cruzan fronteras: en los años setenta la mayoría de los libros viajaba entre países de habla común, por ejemplo, de Alemania a Austria y a Suiza. A partir de los años noventa, y cada vez más, los libros salen, en su mayoría, de Estados Unidos y de Inglaterra y son traducidos después a decenas de idiomas distintos.
Un informe accesible en Internet aporta una visión esclarecedora de la situación. Se trata de "La extraducción en la Argentina: 2002-2008", de la fundación Teoría y Práctica de las Artes (TyPA). Comienza por registrar este dato: el inglés es el tercer idioma en cuanto a la cantidad de hablantes que lo usan (el castellano es el segundo), pero ocupa el primer puesto en la producción, la exportación y la traducción de libros, con amplia diferencia sobre los demás idiomas. En la Unión Europea, el 60% de los libros publicados por año fueron escritos originalmente en inglés. El segundo puesto lo ocupan los libros escritos en alemán, con un pobre 14%, y el francés está en la tercera posición, con sólo el 10% de los libros publicados anualmente en Europa. (Estos porcentajes difieren de los citados en el recuadro de Edith Grossman, porque se basan en la lengua de origen, no en el hecho de ser o no traducidos.)
Parece ilógico que un país con larga trayectoria literaria disminuya la producción en su lengua precisamente en esta época de la comunicación. En Polonia, por ejemplo, sólo la mitad de los libros que se publican están escritos en polaco. El resto son obras extranjeras traducidas. Casi el 50% son novedades escritas y publicadas en Estados Unidos. Ahora bien: las estadísticas a veces esconden más de lo que revelan. Volvamos al ejemplo de Polonia: ¿será entonces que al lado de cada libro traducido hay un libro polaco? No, es peor, porque la producción de libros no es lo mismo que su distribución. De lo distribuido, el porcentaje de traducciones ha llegado al asombroso nivel del 85%. En consecuencia, lo que uno encuentra en polaco en las librerías polacas es sólo un 15% del total. Y Polonia no es la excepción: parece ser la regla. Turquía, el país del Premio Nobel Orhan Pamuk y del prodigioso Nazim Hikmet, y Portugal, el país de Pessoa y Saramago, están en condiciones similares. En España, el 24% de las publicaciones anuales son libros traducidos, mayoritariamente del inglés. En Francia, casi el 20%.
Mientras tanto, ¿qué porcentaje de las novedades que aparecen en Estados Unidos y en Inglaterra son traducciones de libros españoles, franceses, turcos, suecos o coreanos? Un pobrísimo tres por ciento. Estados Unidos e Inglaterra llevan ya cincuenta años como los países que más títulos producen, pero muchos más son los años que llevan sin incorporar más de tres obras extranjeras por cada 97 del entorno propio. Tan predominante es el inglés en cuanto a la producción de libros que, por ejemplo, la traducción al español de literaturas más distantes depende de que primero se traduzcan al inglés. Yasunari Kawabata llega a nuestro idioma por medio de la traducción inglesa.

Wednesday, May 26, 2010

Reflexiones del V Congreso Latinoamericano de Traducción e Interpretación

Párrafos de la nota de Dolores Pruneda Paz ¨Un oficio que tiende puentes culturales¨, para revista Eñe, 25 de mayo de 2010.

Como todo lenguaje en tanto código social cambiante es portador de historias, vínculos sociales e imaginarios colectivos, traducir es, más que trasladar ideas, hacer inteligible todo un entorno cultural a Otro", analiza Atenea Acevedo, oradora mexicana del V Congreso Latinoamericano de Traducción e Interpretación realizado la semana pasada en Buenos Aires. El congreso, que reunió a unos 1.700 profesionales de todo el mundo, inaugurado por la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, reflexionó sobre los retos de una traducción entendida como puente entre culturas, en una actualidad signada por la globalización, los avances tecnológicos y fuertes cambios socioeconómicos. 
Para Acevedo, traductora, activista y feminista el quid de la traducción e interpretación efectivas que propician una comunicación real, "implica un ejercicio de contextualización lingüística y cultural constante. Quien se dedique a esto debe comprender los contextos de los idiomas con los que trabaja y el contexto cultural de quien transmite y quien recibe el contenido de cada discurso", sentencia. Y añade: en este oficio "es necesario desentrañar el colorido y el tono de cada mensaje para que resuene en quien lee o escucha y pueda darle un significado a partir de sus propios marcos de referencia". 
También estuvo presente el filólogo y escritor español Alberto Gómez Font, coordinador de la Fundación Español Urgente (Fundeu), quien señaló que "traducir no es una labor automática, se trata de tener un conocimiento amplio de la cultura en la que se expresa la lengua de origen y la lengua de destino, un juego que tiene que ver con conocer la realidad que se aspira a reflejar". 
Con mirada literaria, Mempo Giardinelli explica que "la clave de la relación traductor autor está en trabajar juntos y crear el nuevo texto al alimón. Ambos, autor y traductor, van detrás de esa utopía compartida que es la escritura perfecta. El juego más fascinante, delicado y complejo que he conocido y disfruto. El resultado de esa conversación no siempre es una comunión consciente, muchas veces es algo que se va dando de modo implícito, sutil, a medida que el traductor avanza en su versión del texto proveniente de la lengua del autor". Algo lógico, dice Giardinelli porque "leemos, se sabe, como quien camina, como quien mastica, como quien respira, distraídamente pero conscientes e interesados; ya que necesitamos conocer y saber pero no de manera evidente, sino más bien como fingiendo una cierta pasión por el pasatiempo". 
Leer es "'pensar impensadamente'", compensar las horas del trajín diario con un remansado agotamiento provechoso, y traducir es todo eso mismo pero universalizado porque al traducir se traslada lo escrito para que sea leído nuevamente en otra lengua, que es como decir 'otro temperamento', 'otra idiosincrasia', 'otra cultura'. Una transformación maravillosa que no es arte de magia sino dominio lingüístico", resume Giardinelli. 
Para leer la nota completa:

Saturday, May 15, 2010

Traducciones y Sutilezas

Leí hace unos meses, que el traductor norteamericano del libro de Umberto Eco ¨The Misterious Flame of Queen Loana¨ ha ganado un premio por su traducción impecable. Tengo el libro esperándome en mi biblioteca, y, como yo no podré leer su versión original en italiano, voy a considerar que el premio es muy bien merecido. Es que no es sencillo traducir, respetar el estilo del autor, la esencia del texto original y evitar errores gramaticales o conceptuales. Borges, siendo él mismo un traductor, habla de la importancia de los localismos pero advierte no confundir los personajes, y da como ejemplo el Martín Fierro, según él, la traducción al inglés es incorrecta ya que uno ve al gaucho como un cowboy, dos ideas totalmente distintas.
Hace unos días, mi esposo encontró en la biblioteca un libro usado de Aldous Huxley, ¨Un Mundo Feliz¨ (A Brave New World), publicada por primera vez en 1932. Si bien, ambos lo habíamos leído en ediciones Minotauro, hace más de veinte años, nos alegró reencontrarlo en castellano, publicado por Ediciones Leyenda SA de C.V., 2007, sita en la Ciudad Universitaria de la ciudad de Nezahualcóyotl. Conclusión, es un libro para estudiantes, con páginas que parecen fotocopias. El libro comienza con una muy breve introducción a cargo de J. Sánchez, M. Me pregunto quién será, y si es el/la traductor/a. Esta versión nos ha decepcionado terriblemente, no sólo por los términos castellanos con pomposos modismos antiguos (lo entenderán los estudiantes?), sino que también hay ciertas sutilezas que nos impulsó a buscar ¨A Brave New World¨ en inglés, en google. La novela trata de la manipulación genética de una sociedad futura, y el capítulo II describe a las razas. Pues bien, la versión mexicana dice que hay arios y chinos y mexicanos. Por lo que pensamos, si Huxley ya estaría immerso en los problemas racistas entre norteamericanos y mexicanos al ser tan específico. Sin embargo, el texto original, habla de los arios (haciendo alusión al color de la piel blanca), TAMBIÉN chinos, TAMBIÉN mexicanos, entiéndase por pieles amarillas y marrones, sencillamente la palabra ¨también¨, da lugar a considerar que hay más posibles colores de piel. Una palabrita que nos cambió la interpretación del texto completamente.
Hoy, encontré en Revista Eñe un excelente ensayo que es parte de la exposición que dará Marcelo Leonardo Levinas en el V Congreso latinoamericano de Traducción e interpretacion (12 al 16 de mayo) www.traductores.org.ar
El título es ¨Preguntas del Borges Traductor¨, y  expone muy ingeniosamente las cuestiones de las traducciones, nos da lugar a reflexionar que una traducción es un libro con su propia identidad, como separado del original.  Reproduciré debajo algunos párrafos y dejaré el link para que lo lean completo:
Existen dos textos de J. L. Borges, "La Biblioteca de Babel" y "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" (ambos de Ficciones, 1941), que nos permite el planteo de dos preguntas sugerentes referidas al problema de la traducción. Una biblioteca total, compuesta de todos los libros posibles, ¿contiene verdaderas traducciones? ¿Cómo traducir a otro lenguaje la cultura de un pueblo cuyo idioma no posee sustantivos? 
.................Supongamos un libro cuya primera frase diga "Today, John is happy" y que se continúa hasta alcanzar el total de 410 páginas. Otros libros, que constituyen diferentes traducciones al español de este mismo libro y que necesariamente se encuentran en la biblioteca, tendrían traducidas esta frase por ejemplo así: "Hoy, Juan es feliz" u "Hoy, Juan está feliz" o "Juan, hoy, es feliz" o "Juan, hoy, está feliz" o "Juan es feliz hoy" o "Juan está feliz hoy". Todos estos libros, de por sí poseen su sentido en español, y en tanto combinación posible de caracteres son tan libros como el original en inglés. ¿Cuál es el más legítimo? Esta pregunta podría tener sentido si pensamos que los libros en cuestión son diferentes entre sí en la medida en que constituyen distintas traducciones de un mismo texto "originariamente" en inglés. Sin embargo, cada libro tiene el mismo estatus ya que compone una combinación posible de caracteres; no debería tomarse como una traducción sino como un texto independiente del texto en inglés que no tendría por qué ser tomado como "el original". Aún más, el libro que comienza con la frase: "Today, John is happy", podría ser tomado como la traducción común de todos estos libros a los que podría suponerse originariamente escritos en español, con lo que alcanzaría el estatus de traducción "perfecta" en la medida en que sería absolutamente representativa de todos esos libros que comienzan con "Hoy, Juan es feliz", "Hoy, Juan está feliz", etcétera. 
Lea Jorge L. Borges. El traductor literario en este blog:

Friday, April 9, 2010

Publican rimas traducidas por Bécquer con su estilo poético

Gustavo Adolfo Bécquer. Imagen de http://webpages.ull.es/users/amarfer/becquer.jpg

Fuente del siguiente artículo: Revista Eñe. 8 de Abril de 2010

Unas rimas que Gustavo Adolfo Bécquer tradujo del francés con su propio estilo poético y descubiertas por el investigador Agustín Porras han sido publicadas por la editorial Olifante, en colaboración con la Diputación de Zaragoza (DPZ).

"Se trata de un hito que va a "sumar mucho no sólo para la provincia de Zaragoza, sino también a la literatura universal", ha explicado en un rueda de prensa la diputada de Cultura de la Diputación de Zaragoza, Cristina Palacín.

Porras ha señalado que el libro Nuevas rimas de Gustavo Adolfo Bécquer son traducciones de unos poemas del francés que descubrió en sus investigaciones, ya que los estudiosos del poeta ya sabían que había traducido de ese idioma, pero no se sabían qué.

Porras realizó una investigación denominada la "Mosca becqueriana", en la que ya daba cuenta de que en la biblioteca de Gaspar y Roig había encontrado tres novelas dibujadas por Valeriano Bécquer y traducidas por un desconocido F. de T., iniciales que no coincidían con las de ninguno de los traductores de la época.
Según cree Porras, estas letras se corresponden a "fulano de tal", una fórmula muy corriente utilizada cuando no se quería decir el nombre, e incluso una de las novelas está firmada por F. de T. y C. que, según el investigador, se corresponde con "fulano de tal y cual".
Entre las obras figura "Abdallah", una novela de Renato Lefevre en la que los personajes, de vez en cuando, hablan en verso, pero cuya traducción no se ciñe literalmente a lo que dice el francés sino que "lo recrea de tal manera que lo hace inconfundible" al estilo de Bécquer, ha asegurado Porras.

El libro incluye el original en francés, la traducción literal realizada por Luis Valdesueiro y la realizada por Bécquer, para evidenciar la diferencia del estilo.
La Diputación de Zaragoza ha desarrollado, además, la Ruta de los hermanos Bécquer, que se presentará el próximo sábado en el Monasterio de Veruela y que conmemora la estancia y paseos de Gustavo Adolfo y Valeriano por las tierras del Moncayo.

Sunday, February 21, 2010

Jorge L. Borges, el Traductor Literario


En su entrevista con Stephen Cape y Daniel Bourne, Borges da su punto de vista acerca de su tarea como traductor, lo cual parece ser una complicada empresa.
Cuando se le pregunta si el cambio del español (castellano indistintamente en este texto) al inglés, alemán o inglés antiguo, le ofrece a él diferentes formas de ver al mundo, el maestro responde que no piensa que los lenguajes sean esencialmente sinónimos. En español es muy difícil hacer que las cosas fluyan, porque las palabras son muy largas. Pero en inglés, las palabras son más ¨livianas¨. Por ejemplo, compárese slow-ly con lenta-mente. Un amigo suyo tradujo sonetos de Shakespeare al castellano; para ello necesitaría dos sonetos castellanos por cada uno en inglés.
Lo peor sería intentar traducir ciertas frases poéticas, como ¨They have ridden the low moon out of the sky/ Their hooves drum up the dawn¨. (De Kipling). No podríamos ¨cabalgar la luna baja¨ en español, ni ¨tamborilear la madrugada¨. Lo mismo sucede con ¨he picked himself up¨, no podemos traducir literalmente como ¨se juntó a sí mismo¨, en todo caso diríamos ¨se levantó lo mejor que pudo¨.
Luego, están las palabras compuestas. Por ejemplo, ¨wordsmith¨, un herrero de palabras, es un sin sentido para nuestra lengua. En compensación, la belleza del español reside en que los sonidos son muy claros, en inglés, se pierden las vocales abiertas.
Daniel Bourne le pregunta si al realizar traducciones de obras de otros autores, él apreciaría su propio trabajo. Sin embargo, Borges dice que él no piensa en su trabajo, que su biblioteca en Buenos Aires no cuenta con sus obras, y que cuando traduce no es un intruso de la obra ajena, sino que trata de ser lo más justo posible.
Esto trae aparejado el cuestionamiento si existe la intención de incluír algún significado en la traducción. Borges se considera un hombre ético, de perfil bajo, pero sí advierte sobre el uso legítimo del ¨color local¨. Él podría aceptarlo de manera no intrusiva, si es para bien. Pero, si se fuerza el localismo, y se abusa del slang, el texto quedaría artificial. Como gran ejemplo, cita al Martín Fierro, que ha sido traducido al inglés y el gaucho ha pasado a tener un sentido de cowboy, obviamente muy distinto. Un cowboy está asociado con revólveres; el gaucho con dagas, que es un arma más íntima. Incluso los duelos, parten de distintas ceremonias. Y recuerda haber visto a un hombre de unos 75 años, retar a un joven a duelo, y decirle que volvería inmediatamente. El viejo vuelve con dos dagas muy intimidatorias a la vista, una más grande que la otra; las deja sobre la mesa, y dice ¨Ahora, elija su arma¨. Con lo que queda claro que no le interesa que el joven elija la más grande, la selección de dos dagas tan distintas implican que este hombre sabe cómo lidiar con ellas.
Borges también opina que cada generación debe re-escribir los libros del pasado con leves variaciones. Cuando él escribía un poema, cada vez que lo hacía había un redescubrimiento del mismo; después de todo, el lenguaje permanecerá intacto. Para él, esto era una obligación moral.
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