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Thursday, September 27, 2012

Errores en la visualización de textos en e-books

Crédito fotográfico: Alan Jacobs

Hace bastante tiempo ya, estoy ¨amenazando¨ que compraría un kindle, o una tablet, o un I pad o similar. No nos ponemos de acuerdo aún con mi marido porque su intención principal es mostrar planos digitalizados a los clientes, mi hijo y yo pensamos que verlos impresos es mejor (de hecho no es fácil interpretar planos si se es ajeno al tema). Mi intención es leer libros clásicos de Project Gutenberg y otros sin tener que estar frente a mi PC.
Podría hacerlo desde mi celular, pero el tamaño ya no está para el alcance de mi vista. Sin embargo, he leído el artículo del profesor de inglés Alan Jacobs en The Atlantic y me he enterado que muchos usuarios de ebooks están disconformes por no recibir ediciones revisadas y formateadas correctamente. Dice que compró el último libro de Rowlings ¨The Casual Vacancy¨ digitalizado, y las letras apenas se veían; intentó hacer zoom un par de veces sin resultado, hasta que las letras se agrandaron de tal forma que tampoco eran legibles.... Según Jacobs, los editores no se interesan en los ebooks. Acá comparto algunos párrafos y el link para que lean el artículo original:

I awoke this morning to find that, as I had expected, and thanks to the miracle of modern electronic technology, J. K. Rowling’s new novel The Casual Vacancy had been downloaded to my Kindle while I slept. It wasn’t likely that I would have time to read it today, but over breakfast I opened it up to take a look -- and then blinked and adjusted my glasses. The print was tiny -- unreadably so.
But this, surely, was no problem: type size is adjustable on the Kindle. So I bumped it up a notch, only to be dismayed to see that the effect was almost imperceptible. Another notch: an equally incremental change. I kept increasing the size, with the same lack of effect, until I got to the next-to-biggest setting, at which point the type blew up to the 10-words-per-screen size. Unreadably tiny and unreadably big are, for now, the only options.

Sunday, September 23, 2012

Forrest Gump y la banalización de un libro



Hace dos años ya, estaba posteando sobre el libro Forrest Gump de Winston Groom. No diré que es un libro excelente, pero sí un muy buen libro, ameno, y fácil de leer.
Personalmente, creo que la película es excelente y ha eclipsado al libro. Pero hay más aún.
Una cadena de restaurantes llamada ¨Bubba Gump¨ en EEUU (desconozco cuántas sucursales tiene), ubicadas en la costa y con muchas reminiscencias de la película, ya que pareciera ser que el libro es un gran desconocido.
Este fin de semana visité el de Long Beach, Sur de CA, y les cuento que el menú es bastante reducido, caro y con porciones pequeñas en comparación a cualquier restaurant del área. Sentía mucha curiosidad por ver qué más había, aparte del sillón de plaza con la valija y moldes de zapatillas para sacar la foto típica de Forrest esperando el bus, y más allá del merchandising.
Como dato simpático, acá les muestro una media foto de mi autoría (del otro lado está mi marido y respeto su privacidad) mostrando el menú de bebidas en una paletita de ping pong, y unos carteles metálicos que muestran al mozo el apuro de los comensales. Nosotros elegimos ¨Run Forrest run¨ y hay otro que dice algo así como ¨Stop Forrest¨ o similar, indicando que los comensales se tomarán su tiempo.
La decoración, es como cualquier bar de fast food, salvo por un apartado que representa -aproximadamente- el comedor de la mamá de Bubba (recuerdan, el muchacho enorme de color que soñaba con tener un barco pesquero de camarones). Demás está decir que los platos se basan fundamentalmente en camarones, pero nada fancy, just fast food.
Estaba yo cavilando entre las diferencias de la película y el libro, mientras esperábamos nuestros platos, cuando viene la mesera y a modo de juego nos invita a participar en una trivia de preguntas sobre la película.
Traducido, serían preguntas sin importancia como ¨ayuda memoria¨ que no son para fortalecer nuestra cultura, sino simplemente un ejercicio. A la propuesta ¨Quieren empezar con las preguntas?¨, respondí un poco con sorna, sonrisa en los labios pero antipática ¨No, thank you.¨
No era mi intención que me saliera tan mal, ni dí la oportunidad a mi esposo de pensarlo, simplemente pensé en la banalización de un buen libro y me surgió una ola de mal humor.
Finalmente, creo que el restaurant toma los hechos -valga la redundancia- triviales y no enfatiza las situaciones críticas, como el amor de Forrest por Jenny, su heroismo, el concepto de paz y amor de los 60´s, etc. Por supuesto, nadie querría dar notas de melancolismo en un lugar donde se canta el Happy Birthday a gritos y aplausos, pero, respetemos el espíritu texto por favor!

Sunday, September 16, 2012

Three books about lives at the urban margins


From publicbooks.org, three books that I'd like to read:

July 18, 2012 — “Every great city,” wrote Friedrich Engels, in The Condition of the Working Class in England, “has one or more slums, where the working-class is crowded together. True, poverty often dwells in hidden alleys close to the palaces of the rich; but, in general, a separate territory has been assigned to it, where, removed from the sight of the happier classes, it may struggle along as it can… The streets are generally unpaved, rough, dirty, filled with vegetable and animal refuse, without sewers or gutters, but supplied with foul, stagnant pools instead.” More than a century and a half later, the subproletariat still inhabits treacherous, dreadful grounds in today’s megacities. With close to a third of the world’s population living in informal settlements, many of them mired in misery and violence, the need to understand and explain their lives is as imperative as it was when Engels first wrote these words. Three recent books here under consideration take up this task in two very distinct cities, Buenos Aires and Mumbai, dissecting the material and symbolic dimensions of life on “the other side.” These vivid portraits convey the external and internal forces that shape and sustain the slum’s challenges, its struggles, its relentlessness, and its cruelty. A dexterous combination of detailed, in-depth reporting and crisp, dynamic writing heeds the calls that urban ethnographers have been making for the past three decades: calls for capturing the viewpoint of those living under oppressive conditions, calls for thick descriptions of their lives and circumstances, calls for narrative writing that appeals to larger publics and politics. These are not only engaging books to read, however. While teaching about the trials and tribulations of residents of stigmatized territories, these three texts provide elements to outline a much-needed political sociology of urban marginality. They describe many of the ways in which the state is deeply implicated in the fate of what sociologist Loïc Wacquant calls “territories of urban relegation.” Privileging the showing more than the telling, authors Boo, Hacher, and Licitra not only allow readers to make the connections between structural forces (such as informalization of the economy or deproletarianization or changing labor markets dynamics) and the lives, behaviors, and beliefs of those at the bottom of the sociosymbolic order. They also demonstrate how the state regulates poor people’s lives sometimes overtly (in the form of police repression, forced evictions), other times covertly (through extortion and intimidation) reproducing much of the precariousness, vulnerability, and violence that define them, and ultimately keeps the dispossessed in their (to a large extent) invisible place.




Read more:

Sunday, September 9, 2012

¿Qué quiere decir interpretar un relato?

Del brillante artículo de Ricardo Piglia ¨El arte de imaginar los sentidos posibles,¨ en el marco del 4o Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires:

Ilustración de Sebastián Dufour


¿Qué quiere decir interpretar un relato? Muchos han llamado la atención sobre el modo en que Kafka leía en voz alta La metamorfosis: la risa le interrumpía la lectura. Por su parte, en la grabación de algunos fragmentos del Finnegans Wake, la voz de Joyce salta de una consonante a otra con un tono jocoso, suelto, medio circense, como si nos advirtiera -igual que Kafka- de que se trata de un relato cómico.
2.
En su novela Cicatrices Saer interpreta -digamos así- el relato "Examen de la obra de Herbert Quain" de Borges. En el cuento se describe el proyecto de una novela "regresiva, ramificada" donde se narran simultáneamente todas las alternativas posibles de una historia. Si bien, según creo recordar, la crítica no ha reparado en esta relación, es evidente que Saer se propuso escribir esa ficción potencial. Los capítulos de Cicatrices repiten el nombre de la novela de Quain (April, March) y narran cuatro desarrollos posibles -y simultáneos- de un mismo hecho, con sus variantes y mutaciones.
3.
La idea del relato potencial como interpretación -a veces desviada- de un argumento, un texto o un concepto es el fundamento de la poética del grupo Oulipo, integrado entre otros por Perec, Queneau, Cortázar y Calvino. Me sorprendió encontrar un ejemplo de ese procedimiento en una breve e hipotética definición de la interpretación musical: "Una partitura es simplemente un indicio de música potencial" (R. Vaughan Williams, Some Thoughts on Beethoven's Choral Symphony with Writings on Other Musical Subjects). La realización de esa música potencial está ligada también a la memoria de otras tradiciones interpretativas. Antes de grabar el movimiento lento del Concierto en sol menor de Bach, el pianista Glenn Gould le dijo a su productor Andrew Kazin: "Voy a tocar con toda suerte de voces interiores y de síncopas, muy en la línea de Wanda Landowska, con un aire al estilo del Modern Jazz Quartet" (cfr. Kevin Bazzana, Vida y arte de Glenn Gould).
4.
En 62 / Modelo para armar Cortázar utiliza un capítulo de Rayuela como indicio de una ficción posible. La novela se despliega a partir de la noción de figura, una configuración espacial que determina la vida de los personajes. Retoma así, y lleva al límite, el procedimiento formal de algunos de sus mejores cuentos ("La flor amarilla", "Continuidad de los parques", "Todos los fuegos el fuego", "El otro cielo") donde ya intentaba ir más allá de las estructuras lineales de la narración y establecía conexiones espaciales entre distintos episodios de un relato. La reacción hostil de la crítica frente al libro es una muestra de la supersticiosa resistencia nacional a cualquier motivación narrativa que no responda a las reglas emocionales de la carrera de Psicología. Habría que releer la novela de Cortázar en la serie de El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino, o La vida instrucciones de uso de Georges Perec, es decir, en el contexto de la literatura potencial, y por lo tanto, fuera de la literatura argentina.
5.
Recuerdo que hace años en un curso sobre las novelas cortas de Onetti, en Puán, es decir, en la carrera de Letras de la UBA, los estudiantes interpretaban con entusiasmo las oscuras y siempre intrigantes nouvelles de Onetti. En Una tumba sin nombre, una mujer con un chivo está en la estación Constitución. ¿Se trataría del devenir animal? "La cara de la desgracia" -con la historia de la muchacha muda que es asesinada- ¿no era un intento de decir cómo no hablar ante la ley? Las hipótesis circulaban, siempre brillantes y sorprendentes, pero en lugar de leer el relato, me pareció que los estudiantes sólo lo interpretaban. Un día corté el circuito y les pedí que me resumieran la anécdota de "Tan triste como ella". Estupefacción, escándalo. Sí, tenían que leer muy cuidadosamente la historia y hacer un resumen del argumento. ¿Era esa lectura una interpretación? Lo fue, cada uno de los estudiantes tomaba decisiones en el entrevero de la historia y estaba obligado a definir uno de los sentidos implícitos y dejar a un lado los otros posibles. A partir de ahí la discusión podía enriquecerse porque todos eran expertos en el relato, ya que lo habían leído como si tuvieran que reescribirlo. Imaginé que algún estudiante me iba a copiar el relato tal cual -o con imperceptibles variantes- y me lo iba a entregar como su resumen de lectura, pero eso no sucedió.
6.
Podríamos plantear el problema de la interpretación de otra manera: ¿qué quiere decir, después de todo, entender un relato? o, en todo caso, ¿cuál es la comprensión que está en juego en una narración? Un relato no argumenta con conceptos, no dice nada explícitamente. La interpretación de la narración no enfrenta una significación equivocada con una significación cierta; en todo caso, como sucede a menudo, un relato se responde con otro relato, y esa red de narraciones que se contraponen es una de las líneas centrales de la historia de la cultura.
7.
Joyce postula su novela Ulises como una versión de la Odisea; la metempsicosis -palabra que Molly no entiende al comienzo del día- sugiere que el alma del héroe griego ha reencarnado en Bloom, el judío errante que vaga por Dublín. La historia del viajero, del forastero, del astuto Odisseo, el polytropos, el hombre de muchos viajes, que está lejos, siempre en situación precaria, reaparece, en distintas épocas, en Dante, en Virgilio, en Kafka, en Canetti, y en el Simbad de Las mil y una noches.
8.
Lo mismo se puede decir de don Quijote. Lionel Trilling (en La imaginación liberal) ha señalado que "toda la prosa de ficción es una variación sobre el tema del Quijote". Pero quizá no es la prosa de ficción la que encuentra su fundamento en esa novela sino más bien la interpretación personal de la ficción. Sabemos que el héroe de la primera novela es un lector de novelas; un apasionado de las ficciones heroicas que sale a la realidad y trata de vivir lo que ha leído. Muchas veces encontramos esa figura del lector apasionado en la historia del género: Madame Bovary de Flaubert, desde luego, pero también el Julien Sorel de Stendhal o el Raskolnikov de Dostoievski, y lo mismo sucede con Silvio Astier en El juguete rabioso de Arlt ("Me inició en los deleites y afanes de la literatura bandoleresca.", así empieza la novela y Astier no hace otra cosa que vivir -o intentar vivir- lo que ha leído).
9.
En El beso de la mujer araña los dos protagonistas, recluidos en una celda, discuten las interpretaciones de distintas ficciones como una forma de pasar el tiempo pero también de conocerse y seducirse. Molina, el joven gay, cuenta películas y al contarlas se identifica con la atmósfera sentimental del cine de Hollywood; por su parte Arregui, el guerrillero marxista, sólo ve en esos films la alienación burguesa y la manipulación ideológica. En un sentido, el libro es una discusión sobre la ficción y su poder, sobre los modos de interpretar la narración y la fantasía. Lo extraordinario -y otra muestra de la capacidad narrativa de Puig- es que los dos terminan por "actuar" en la película del otro: Arregui se transforma en un héroe romántico, sensible, enamorado y moribundo, mientras que Molina muere heroicamente en una cita política, asesinado -y eso no se decide- por la policía, o por los guerrilleros del grupo de Arregui.
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Sunday, September 2, 2012

El Rito. The Rite. The making of a modern exorcist. De Matt Baglio


He buscado on line si existe alguna traducción de The Rite. The Making of a Modern Exorcist, de Matt Baglio y creo que no la hay hasta el día de hoy. Es más, los comentarios que he leído sobre el libro en español son totalmente errados, de gente que lee artículos por ejemplo, del New York Times y los malinterpreta.
Una gran confusión ha surgido por la película del 2011, protagonizada por Anthony Hopkins, Colin O´Donoghue, Rutger Hauer y Alice Braga (sobrina de la famosa brasileña Sonia Braga).
He visto la película el año pasado, y, lo único que rescaté es la actuación de mi actor preferido, Anthony Hopkins. El plot es muy sencillo, un joven sacerdote norteamericano hace un curso de exorcismo en el Vaticano y su mentor es A. Hopkins, quien le enseña las prácticas del rito. De a poco, el demonio va tomando al viejo sacerdote y el joven ayuda a liberarlo.

Una escena de la película The Rite. Google images

No obstante mi disgusto por la película, quedé pensando que el libro sería mejor, y lo que no esperaba es que sería MUCHO mejor, porque no es una novela, es un reporte, una investigación periodística, que por supuesto empieza con el curso de exorcismo en el Vaticano al que podía asistir gente de todos los medios.
Lo más importante es que el tema se debe modernizar y los conferencistas han sido sacerdotes, médicos, policías especializados en criminalística de ritos, psicólogos.
Éste es el primer libro del periodista Matt Baglio, quien viviendo en Roma, se entera de la conferencia y decide asistir, pensando que allí encontraría una buena historia. Allí conoce al padre Gary Thomas, de la diócesis de San José, California, quien había sido enviado por su obispo, considerando que en EEUU no se conocía mucho sobre la práctica del exorcismo.
El padre Gary, decide buscar un sacerdote experimentado en ritos de exorcismo para que le enseñe a realizarlos. En el libro se menciona a varios sacerdotes, algunos autores de libros,  entre ellos el padre Carmine, quien finalmente es quien accede a que presencie el rito realizado sobre varias personas, diariamente, que continuamente piden turno para ser exorcisadas. 
Éste aspecto me llamó la atención, uno no esperaría que en pleno SXXI haya tanta gente clamando por exorcismos; leí el año pasado que en Argentina, también en algunas zonas del gran Buenos Aires se había convertido en moneda corriente, y no estoy segura que los sacerdotes argentinos involucrados tengan permiso de sus autoridades para ejercerlo. 
Baglio cuenta que no todos los sacerdotes creen en el exorcismo, el lado opuesto de la moneda serían aquéllos fanáticos que tiran agua bendita a sus teléfonos pensando que ¨el demonio puede pasar a través de la línea.¨ (!)
La primera enseñanza -y la más difícil- del padre Carmine es que a la persona afectada, se la debe mandar primero a hacerse estudios psicológicos u otros necesarios para descartar una cuestión física. Sin embargo, hay algunas ¨pistas¨ para descubrir si esa persona realmente está poseída o no. 
A veces, es importante saber con qué demonio se está lidiando, porque no es uno, sino varios, de distintas categorías. Si el demonio finalmente dice su nombre, significa que se lo está venciendo.
No hemos de pensar que todas las reacciones de esta gente son como las muestra Hollywood. Algunas personas, solamente tosen compulsivamente. Pero otras, atacan al exorcista, tiemblan, vomitan y al expeler al demonio sudan líquidos densos de colores increíbles o escupen clavos que no son materializados como clavos reales y luego desaparecen.
Durante toda la lectura del libro estuve esperando que el padre Carmine sucumbiera (influenciada por la película), pero no, él continúa con su trabajo agotador, y sólo el padre Gary siente que a medida que presencia más ritos, se ve tentado a pecar sexualmente, lo que desecha participando en actividades públicas que le ayuden a olvidar su naturaleza humana.
Todo el texto está apoyado por citas y notas, mucho se lo menciona a Tomás de Aquino. Finalmente, el padre Gary vuelve a California, y comienza a ejercer exorcismos, de los cuales se cuentan un par de ejemplos.
Una de las grandes diferencias con Italia, donde la ¨víctima¨ puede recibir cachetazos del exorcista, por ejemplo, es que en EEUU esas modalidades serían mal vistas.
Vivo en California y sé muy bien que el sistema legal es sumamente rápido y efectivo. Por tal razón, Baglio aclara que en EEUU es mandatorio que el poseído (o quien cree que está poseído) vaya primero a los médicos, consiga un reporte completo y antes del Rito firme una orden de descargo.
Como nota al margen, aclaro que ambos sacerdotes tienen aproximadamente la misma edad, más de 50 años y no existe una brecha generacional como vemos en la película.

Para leer más, las palabras de Matt Baglio:

Saturday, September 1, 2012

La filosofía en los medios (¿Filosofía para todos?)

Filósofo meditando. Pintura de Rembrandt, 1632. Google images

No soy buena para la filosofía, y creo que no todos pueden filosofar seriamente.
No he tenido formación en filosofía, pero sí es un tema que me interesa, sólo cuando se aplica a una cuestión específica. Y en mi ignorancia, no había reparado en que los medios hacen de la filosofía una suerte de materia popular, cuando antes estaba reservada a unos pocos.
Comparto hoy una parte del artículo de Darío Sztajnszrajber para Revista Eñe, ¨De la caverna a la pantalla

Hay algo de inactual en la filosofía, pero en ese sentido más bien nietzscheano donde lo inactual no remite a lo que está por encima del tiempo, sino a lo que lo interrumpe. Hay temáticas que escapan a la distinción entre lo viejo y lo nuevo, porque son al mismo tiempo viejas y nuevas. No es lo mismo pensar la muerte en épocas de clonación, criogenia y masas espeluznantes de mortalidad infantil producto del capitalismo tardío; pero es la muerte. La misma que pensaba Platón cuando en el Fedón buscaba entender si el alma de Sócrates trascendía a su cuerpo condenado. La misma tensión que siempre repetimos cuando enseñamos en la secundaria la Alegoría de la Caverna, narrada en La República a través del argumento del filme Matrix. Aunque siempre hay que aclarar que se trata de Matrix I, ya que la vuelta argumental de las secuelas ya excede el planteo platónico y nos acercan a posiciones más foucaultianas o hermenéuticas. Matrix no reemplaza a la Alegoría, la interpreta. La problemática sobre la distinción entre lo real y lo aparente es inactual porque no es ni vieja ni nueva, sino que se presenta siempre bajo el ropaje de la época. 
Tal vez esta cita de Baudelaire sea lo más atinado para comprender una filosofía que se sigue preguntando lo mismo, pero diferente. Por lo mismo que siempre es diferente: solo hay los ropajes de época. La pregunta tal vez sea: ¿para qué hacemos filosofía? ¿Todos podemos hacerla? En algunos manuales todavía se explica que la filosofía es una actividad contemplativa de un hombre despreocupado por sus condiciones materiales, casi como una curiosidad elitista de aquellos que pueden no trabajar y dedicarse a contemplar el mundo. Lo interesante de este planteo es la bipolaridad que se presenta entre contemplación y transformación, como si abrir la cotidianidad con espíritu crítico no fuera también una herramienta de transformación. Pensar que todo puede ser de otra manera frente al funcionamiento eficientista de los modelos dominantes genera un movimiento no solo espiritual. Nos obliga a repensar los alcances de la espiritualidad: en lo profundo siempre hay un otro. Todos podemos hacer filosofía, y, a veces, son las condiciones de existencia más sofocantes las que ofician de disparadores. La pregunta por el porqué resuena más en aquellos que no están donde quisieran estar. Por eso hacer filosofía siempre es una apuesta política que, en su acción de desmontaje y desnaturalización de las verdades vigentes, abre nuevas perspectivas para reinventarnos como ciudadanos. Obviamente hay erudición e investigación y de mucha calidad en la actividad filosófica. Pero la filosofía no puede contentarse solo con haberse vuelto una estructura disciplinar que no se diferencia de cualquier otro dispositivo del saber. Hay un propósito docente, y la docencia es transformación.
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