Feria del libro infantil, foto de Graciela Calabrese para La Nación
Como siempre, fanática de la lectura, de niña pedía a mi mamá que me regalara un libro para mi cumpleaños, y si quería ¨algo más¨. Todo venía bien, porque religiosamente, cada año, mi mamá me compraba libros de la colección Robin Hood, y así conocí a varios autores famosos, y clásicos también, como ¨El príncipe feliz¨, ¨Las mil y una noches¨, ¨La isla con hélice¨, ¨La cabaña del tío Tom¨, etc etc. Hasta que un día, mi mamá me compra ¨Las travesuras de....¨, ya ni me acuerdo, tan infantil me resultó el tema; le pregunté fastidiada porqué me había regalado semejante título, y se enojó, tildándome de ¨desagradecida¨, como era de esperar. Y no es que había alcanzado la adultez, tal vez estaba entrando en la adolescencia y ya había echado el ojo a los libros de papel biblia, con tapa duras y estuches rojos, que traía mi tía para leer los domingos a la tarde, mientras los hombres dormían la siesta: Oscar Wilde, Shakespeare, Las mil y una noches....... nuevamente, pero distintos. Pasaron unos años hasta que mi tía accedió a dejarme leer sus libros, o parte de ellos, porque ¨son versiones de adultos, tal vez no son adecuados a tu edad¨. Sin embargo, lograba esquivar su atención mientras los mayores estaban de sobremesa, y me devoraba, por ejemplo, El Fantasma de Canterville, frente al televisor prendido.
Estos recuerdos me vinieron hoy a la mente mientras leía un artículo de La Nación, llamado ¨Nuevos libros para nuevos lectores¨, de Laura Casanovas, cuyo primer párrafo dice:
¨La literatura infantil y juvenil argentina no sólo crece en volumen, sino que se modifica: a los nuevos formatos -libro objeto, libro álbum- se suman géneros como el teatro, la poesía y formas experimentales, dirigidas a un pequeño lector más informado, menos ingenuo y que demanda un estilo directo. Sin embargo, persisten temas que cuesta abordar, como la sexualidad, la pobreza, la melancolía, el maltrato.¨
Según el artículo, aún persiste una estricta clasificación por edades, sin embargo, me alegra saber que los temas son más amplios, y así debe ser, teniendo en cuenta que los niños están mucho más informados con la TV e Internet que lo que mi generación lo estaba, mirando TV blanco y negro, sólo un par de canales de aire, y con adultos vedando temas ¨urticantes¨ frente a los menores.
Para leer el texto completo de La Nación, clickeen en:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1289842&origen=NLCult