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Thursday, November 24, 2011

Biblioteca Popular Jorge Luis Borges, en Barrio El Cóndor, Bariloche

Biblioteca Jorge Luis Borges. Foto de Alfredo Leiva

Esta nota de Soledad Maradona merece ser compartida. En ella leemos el esfuerzo de los maestros del barrio El Cóndor, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina, para tener una biblioteca barrial.
La falta de recursos no significó falta de creatividad: la pequeña biblioteca fue erigida con un contenedor marítimo. Felicitaciones a todos los que colaboran con esta biblioteca en nuestro hermoso Sur.

¨La casita llama la atención. Está sola en medio de una plaza un tanto despoblada de vegetación, con cenizas esparcidas a su alrededor -como es la nueva postal de la región-, pero a medida que uno se acerca ya no se ve como tal sino como lo que es: un contenedor marítimo, que al abrir la puerta sumerge al curioso en un mundo de libros impensado.
La falta de recursos para construir un edificio de material o una cabaña de madera como son habituales en la zona cordillerana llevó a las docentes emprendedoras de la Biblioteca Popular Jorge Luis Borges a adaptar un contenedor marítimo, esos que cargan los barcos y que se pueden ver en las zonas portuarias.
La biblioteca, con más de 6000 ejemplares de textos para niños, pedagogía, narrativa, autores regionales y otras temáticas, está concentrada en un coqueto contenedor que tomó la forma de las viviendas del barrio El Cóndor, en el acceso este de Bariloche, con la instalación de un techo a dos aguas color verde y una importante tarea de aislamiento en las paredes para afrontar el invierno.
"Es lo que pudimos construir. El anhelo es tener un espacio para hacer talleres de lectura, pero ante la incertidumbre de la tierra no volvimos a impulsar el proyecto para obtener recursos", contó a LA NACION Lelia García, docente de la Escuela Primaria Nº 71 y presidenta de la biblioteca.
El contenedor tiene una prolija distribución de estanterías rebosantes de libros con el máximo aprovechamiento del reducido espacio, una mesa para recibir a tres chicos por vez y la computadora de la administración. No hay espacio para hacer talleres ni otra actividad grupal.
La ubicación no es casual. Ubicar la biblioteca en la plaza con una cesión de uso dada por la municipalidad permitió alentar el paso de los chicos que a veces juegan a la pelota y se les ocurre golpear la puerta para leer algún libro. En verano colocan sillas afuera para que alguna vecina se sume a la lectura mientras sus hijos juegan al aire libre.
"La biblioteca es una malla de contención social, instamos a que reconozcan el espacio como propio, a cuidarlo. Eso lo pudimos lograr cuando un grupo de chicos pintó con aerosol la puerta. Los buscamos, les explicamos que esto es para el barrio y después nos ayudaron a limpiar los grafitis", afirmó Lelia.¨

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