Planta de papa. De http://www.inta.gov.ar/
Estoy casi terminando el libro de Michael Pollan, ¨The Botany of Desire¨ (New York, 2001), voy por el último capítulo sobre las papas y me ha sorprendido que un alimento, mundialmente famoso, haya sido tan difícil de aceptar en Europa. Pollan expone las siguientes razones: los europeos no habían comido tubérculos antes; las papas pertenecían a la familia de ¨nightshades¨ -entre las cuales encontramos las ¨temibles¨ mandrágora y belladona-, supuestamente causaban lepra e inmoralidad, además no estaban mencionadas en la Biblia, y lo peor, provenían de América donde era un alimento de ¨salvajes incivilizados¨, de razas conquistadas.
Se dice que la papa llegó a Europa en 1588. Tal vez por el naufragio de un galeón español frente a la costa irlandesa; otros, le dan el crédito de su conocimiento al poeta, escritor y soldado Sir Walter Raleigh; si bien Pollan no menciona porqué, estimo será por sus viajes en busca de la Ciudad de Oro en Sudamérica, pero su primer viaje fue en 1594.
Sin embargo, el contexto político, cultural y económico de Irlanda fue apto para recibir las papas, y salvar a la población de la hambruna. Los cereales crecían pobremente en su tierra y las papas no requerían cuidado alguno, es por ello que el lugar donde se las plantaba se denominaba ¨lazy bed¨. Eventualmente, las ventajas de las papas fueron reconocidas en el Norte de Europa y así se logró un cierto equilibrio entre el Norte y el Sur –donde crecían tan bien los cereales-.
En Alemania, Federico el Grande forzó a los pastores a plantarlas, al igual que Catalina la Grande de Rusia; en Francia, María Antonieta ponía flores de papas en su cabello y Luis XVI –muy ingenioso por cierto- para darle prestigio real al humilde tubérculo, las plantó en tierra real, poniendo soldados a custodiar la plantación todo el día hasta la medianoche; los pastores, asumieron que algo bueno habría allí, y venían por la noche a robar los tubérculos reales!
La última nación en adoptarla, fue Inglaterra. Las plantaciones de papas, no seguían la estética perfeccionista de los campos sembrados de cereales, alineados como soldados; además, la elite aristocrática las veía como una amenaza a la civilización. Dónde estaba la prueba? Para ellos bastaba señalar hacia Irlanda.
viva los tuberculos, sobre todo la papa, que es tan aimenticia y se saca tanto provecho de ella. besos. judith
ReplyDeleteHola Judith, voto también por las papas, a pesar de las calorías :)Me gustó la idea de Luis XVI, qué astuto estuvo! Un beso
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