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Tuesday, January 28, 2014

The Call of the Toad. Malos Presagios. De Günter Grass


He terminado de leer esta ¨novela¨ de Günter Grass, y mientras buscaba con esfuerzo el nombre traducido al español (literalmente), dí con la crítica en el New York Times, escrita por Peter S. Scott, que refleja mis propios pensamientos, exactamente, al punto que pensé, porqué a Grass le habían dado el premio Nobel (y no a Borges...). Debajo, reproduzco mi opinión rasa en las palabras de Scott:

¨A wit was once asked how he expected to spend eternity in Heaven. He replied: "With English books and German music." "And how," he was asked, "would you spend eternity in hell?" "With the reverse, of course."
An overstatement, surely, but it's nice to think that in the latter eventuality he'd find Gunter Grass's new novel on the Stygian shelf. Compared to some of Grass' major efforts--"The Tin Drum," for instance, or "Dog Years"--"The Call of the Toad" is short; it only seems if one needs an eternity to get through it. (.....) Is it possible that this book, in the original German, has some charm? I have no way of knowing, but I suspect that if "Toad" were not by Grass, it would not have been published here. It's not likely to find an audience here; like local wines, some European novels don't travel well.¨
Claramente, a él también le llevó una eternidad leer esta novela, que de novela no tiene nada, salvo la clasificación comercial. Diría que es un compendio de datos económicos y geográficos, terriblemente aburridos, en forma tal que parece un reporte financiero.
El argumento es bien sencillo: un señor alemán viudo, Alexander Reschke, entabla conversación, por accidente, con una señora viuda polaca, Alexandra Pietkowska. Se sienten atraídos mutuamente, por sus coincidencias -incluídos los nombres y actividades afines- ella lo invita a él a visitar la tumba de sus padres, y, casualmente surge la idea de hacer una asociación (que funciona como corporación) para la creación de un cementerio de reconciliación, donde los que han sido repatriados, o, quienes luego de las guerras han quedado viviendo en otro país por las nuevas trazas geográficas, pudieran ser enviados a su lugar de origen, precisamente Danzig (Alemania) que para la caída del muro de Berlín ya es Gdansk, Polonia. Cabe aclarar aquí que lo insólito de ambos Alexander/dra en su juventud, habían pertenecido a distintos partidos, él enrolado en las filas nazis, y ella comunista de alma. Aquí, Grass emula su propia biografía, de militante en el nazismo; Alexander dice ¨que fue una aberración¨, y Alexandra, si bien en su cincuentena reconoce que el comunismo no ha cumplido con sus ideales, aún suspira por los principios comunistas. Su unión con Alexander implica una unión ideológica.

Una imagen de la película, bajada de http://www.fame.uk.com/Completed_Films/Call-of-the-Toad/
Para aquellos que estén interesados en profundizar en el tema, tengo un post en el blog con parte de una entrevista a Günter Grass en Spiegel on line, pero para dejar registrados los conceptos, el escritor reconoce su participación en el nazismo, a los 17 años, pero como un error justificado en su vida. 
SPIEGEL: Can you think of any other mistakes you have made during your life? Grass: In my case, as everyone knows, I was seduced by the Hitler Youth in my younger years. I make this abundantly clear in my book "Peeling the Onion." I suppose I derived a certain immunity to any ideological posturing from that mistake. 
 SPIEGEL: In "Grimms' Words," you address your time with the Waffen-SS once again, and you describe your swearing-in on a clear, cold winter's night. You were 17 at the time. Do you also count that moment among the mistakes in your life? Grass: It was not a misdeed on my part. I was drafted, as many thousands of others were. I didn't volunteer for the Waffen-SS. The end of the war liberated me from the pledge of blind obedience. After that, I knew that I would never take an oath again.

Demás está decir, que mis recuerdos de geografía de la escuela secundaria no me bastaron para evitar las confusiones geográficas que tuve, cuando Grass empieza a nombrar distintas ciudades de Polonia, Alemania, Lituania. No pude tener en claro de dónde a dónde irían los futuros muertos o los cuerpos de los repatriados, que por supuesto, eran los millonarios, los pobres no podrían pagar ese lujo.
El emprendimiento es absolutamente exitoso, y la parte de mi interés, como arquitecta, la diré aquí, porque los críticos han obviado las mejores partes, como el diseño de un landscape o paisajismo en sectores que sea del gusto de cada país, no obstante no habría barreras, los cuerpos se enterrarían sin divisiones físicas entre nacionalidades (de allí la palabra ¨reconciliación¨). Hay un párrafo memorable, en invierno, el biógrafo de la pareja, dice que la nieve unificó el paisaje y las nacionalidades. Hermoso.
Otra parte interesante y de humor ¨negro¨, es la constante referencia a la caída del muro de Berlín, que yo tuve oportunidad de ver por TV, en Buenos Aires, como decía, el cementerio no tenía divisiones, no obstante comienzan a aparecer pintadas (graffiti), se proponen algunas barreras físicas para evitar los vándalos, y así la metáfora del muro se reconstruye en otros a los que apenas se hace alusión. No cabe duda que la reunificación alemana fue difícil, la caída del muro fue alegórica a fines de los ´90, no se cambiaron ideologías de un día para otro. Y eso queda reflejado en el texto.
La junta de directores comienza a recibir las quejas de los familiares que concurren masivamente a las ceremonias, cada vez más habituales, porque no hay lugar suficiente de albergue; es más, algunas mujeres viajan embarazadas y necesitan clínicas para ser atendidas. A partir de estas primeras necesidades, lo que surgió como idea filantrópica, comienza a dar paso al capitalismo; algunos directores se enojan, renuncian, pero ya no hay vuelta atrás. Se da paso a la construcción de clínicas, hoteles, bungalows de golf para los nietos que se aburren, diseños innovativos para ataúdes, etc.
Finalmente la pareja, decepcionada por los cambios, pero conforme con que han surgido muchos cementerios de la reconciliación en diversas localidades, renuncia y deja su lugar a empresarios, uno de ellos de turismo, el otro una arquitecta.
Después de haber leído El Tambor de Hojalata, este libro me decepcionó, pero sí rescato la idea, que podría haber sido plasmada con más diálogos y situaciones dinámicas. 

Como nota al margen, nadie habla del título ¨The Call of the Toad¨, tan absurdamente traducido como Malos Presagios (que no los hay, según mi punto de vista). Acá debo mencionar una anécdota que me contó de niña un amigo de mi papá, argentino, pero criado en Italia en la I Guerra Mundial. Estaban pasando hambre, y él dió con un grupo de hombres, comiendo en la costa de un lago (así lo recuerdo yo). Y le dicen, que para que le den comida, debe tragarse una ranita. Y así lo hizo, por desesperación. Aún me dan impresión sus palabras ¨y yo sentía como la ranita me saltaba en el estómago.¨ 
Günter Grass cuenta, a través del biógrafo de Alexander y Alexandra que él había tragado varios sapos (sapitos) y que lo hacía por apuestas y diversión, en su época de estudiante. Y que esos sapos vivos en su interior, lo llamaban a hacer algunas cosas, entre ellas escribir la historia de Alexander, su ex compañero de colegio, quien le manda material grabado, fotos, cartas. Ese llamado del sapo, es como un llamado al deber. 
En su discurso de dimisión, Alexander graba como ¨música¨ de fondo los cantos de los sapos, que van variando según las palabras que usa. Maravilloso y original, en medio del tedio general.

Mi conclusión, es que no puede ser un libro leído a la ligera, pero quien lo haga, debe aprestarse a retomarlo luego de varias siestas :) Será mejor la película del 2005?

Thursday, January 16, 2014

Segundos oníricos

Segundos Oníricos. Arte digital de Myriam B. Mahiques

Nos advierte Borges en su compendio de sueños históricos, que sólo los sueños enviados por Dios son los premonitorios; el resto, debieran desecharse porque no son más que la expresión de nuestras inquietudes y deseos. Así que no analizaré tu visita reciente, ni el abrazo o las palabras que jamás me ofreciste; disfrutaré la memoria de esos segundos oníricos y observaré las calles con atención, esperanzada por el reencuentro.

Creative Commons License
Segundos Oníricos by Myriam B. Mahiques is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.

Tuesday, January 14, 2014

¨Para acabar de una vez por todas con Chespirito¨

Algunos personajes del Chavo del 8. De http://www.servicioshf.com/hfblogs/sufridores-en-casa


Este artículo me sorprendió realmente, por inesperado. Yo soy una de las admiradoras del Chavo del 8, comedia en serie mexicana que llegó a Argentina a fines de los setenta, o principios de los ochenta, no recuerdo exactamente. No es un artículo de arquitectura, pero sí muestra en tono crítico lo que el Chavo y sus vecinos representan. La pobreza del conventillo, las burlas, la vida cotidiana; una analogía del habitat del inmigrante europeo en la pujante América del S.XIX.
El autor, Edgar Allan García (Universidad Central de Ecuador) nos dice porqué El Chavo no es gracioso, y deplora que el público tome como ¨normal¨ lo inaceptable.
Confieso que yo nunca lo había visto así. Porque para nuestra sociedad (digamos la sociedad de mi contexto social en los ´80) la época del conventillo de inmigrantes ya había pasado con nuestros abuelos y era ¨perfectamente normal¨. Tuve que ingresar a la universidad para comprender que había otro mundo más allá de mi barrio, immerso en un contexto similar al del Chavo aún, y me llevó muchos más años aprender sobre la idiosincrasia mexicana y su humor ingenuo.
Creo que ahí está la clave. He visto otros programas de la TV mexicana, teóricamente de humor, que fallaría en hacer reír a otro público distinto del mexicano, simplemente porque su humor es diferente, así como el humor inglés se diferencia tanto del humor norteamericano.
Pero con El Chavo, es otra cuestión. Con él volvemos a nuestras raíces, recordamos las historias de los abuelos y por carácter transitivo el personaje es parte de nuestras vidas. Y esta memoria opaca la inconveniencia de pegar, maltratar, burlar.
A continuación, el texto de Edgar Allan García, ¨Para acabar de una vez por todas con Chespirito¨, y el link para conocer al autor y su obra.

 Imagen de http://profile.pics.ak.sonicocnt.com/photos/

No creo que haya hogar en Latinoamérica que no haya crecido, durante casi tres décadas, con la imagen familiar y aparentemente inocua de los shows televisivos de Chespirito. La más popular ha sido siempre la del Chavo del Ocho y, según mi encuesta personal, no he encontrado un solo padre o madre de familia que le haya visto un solo “pero” a dicho programa, por lo que me he preguntado, más de una vez, qué hace que miremos sin ver, y oigamos sin escuchar, en qué consiste el velo que cubre nuestro raciocinio y nuestras emociones para aceptar como “normal” lo inaceptable, aun cuando todo resulte tan evidente. ¿De qué estoy hablando? Veamos algunos elementos del famoso Chavo del Ocho:
a) Se trata de un niño que vive en un supuesto cuchitril que seguramente lleva el número ocho en su puerta, de ahí su nombre, pero en realidad este niño huérfano de padre y madre vive dentro de un barril ante la mirada indiferente, excluyente y hasta cruel de la comunidad. 
b) El niño casi siempre anda muerto de hambre pero a nadie se le ha ocurrido adoptarlo, o por lo menos darle un par de comidas diarias o vestirlo decentemente o ayudarlo de manera sistemática. Nada de eso: abandonado a su suerte, el Chavo suele robar comida o, “abusando” de la confianza de sus vecinos, se come los alimentos que son para otros. Peor aun, Quico, el niño tonto y “rico” de la misérrima vecindad, suele alardear de sus pertenencias con el pobre Chavo y toda la situación se presenta como “graciosa”: “te voy a romper los cachetes de marrana flaca” suele exclamar, entre frustrado y furioso, el huérfano al que le han restregado el pastel al que jamás será convidado.
c) Una de las situaciones más despreciables que nos ha “regalado” Roberto Bolaños, el inefable Chespirito, tiene lugar cuando un personaje adulto (don Ramón) arremete con sendos coscorrones contra el Chavo, Quico o la Chilindrina. En estas escenas de maltrato infantil, inaceptables desde todo punto de vista, mucho menos para ser mostradas como situaciones “normales”, don Ramón, al grito de “¡tomaaa!” golpea a estos niños, en especial el Chavo que no tiene mamá que lo defienda, y todo se lo pinta como objeto de risa (lo peor de todo es que el público, tanto adulto como infantil, verdaderamente ríe con el llanto de los niños, de la misma forma en que ríe con esas pésimas representaciones para infantes en los que una “profesora”, con la regla en la mano, golpea a los alumnos que se “portan mal” o “no saben la respuesta”).*
 
d) No solo los niños son objeto de maltrato, también lo es una representante de la tercera edad a la que todos llaman “la bruja del 71”. Su condición de anciana le sirve de pretexto a Chespirito para hacer que los personajes de la serie le gasten bromas pesadas, al tiempo que se encarga de que su interés sentimental por don Ramón sea visto como ridículo y hasta asqueroso, esto es, inaceptable en una mujer de su edad. Con la complicidad de los adultos, los niños arremeten contra la “bruja” inventando historias sobre sus supuestos poderes malignos. En el fondo, lo que le reclaman tanto niños como adultos es que sea “vieja y fea”, esto es, que no calce con el estereotipo de belleza supuestamente propio de la juventud. Pero la señora Clotilde no es la única despreciada por ser diferente: tanto la flacura de don Ramón como la gordura del señor Barriga y de su hijo Ñoño también son objeto de burla constante: bola de grasa, globo inflado, cochinillo… son algunos de los adjetivos que refuerzan la exclusión de estos “diferentes”, aunque a cada uno le toque, en su momento, ser diferente y excluido por niño, por viejo, por feo, por pobre…
e) Don Ramón, en este sentido, no solo es el contumaz maltratador de niños de la vecindad, es también el estereotipo del inútil y vago latinoamericano, hecho que –en esta serie y en la ideología dominante- explicaría de cuerpo entero su pobreza. Y puesto que es el más pobre de la vecindad y, en esa medida, un ser de muchas maneras indefenso, nada impide que la vecina “rica” le entre a cachetadas cada vez que se cruza por su camino lo cual, por supuesto, es increíblemente “gracioso” tanto para Chespirito como para el público infantil y adulto que mira la escena y repite: “chusma chusma”!, como si no fuera con ellos.
Hay, no se puede negar, una parte divertida en esta serie (de lo contrario no habría tenido tanta aceptación) como es el caso de los famosos malentendidos, las frases (repetidas y repetitivas: “cállate cállate que me desesperas!”), los recursos gestuales de sus actores y ciertas situaciones humorísticas clásicas o “gags” pero más allá de la forma, el programa no solo que refuerza la costumbre, por desgracia tan común en nuestro medio, de abusar de los niños, burlarse de los ancianos, los gordos, los flacos, los feos, los débiles y los pobres, sino que ayuda a sacralizar la tara social volviéndola no solo aceptable sino, incluso, “graciosa”. Es por ello una lástima que Chespirito haya estado vigente tanto tiempo en nuestro continente, algo que solo se explica por la falta de una conciencia crítica en nuestra población, incluida la que tiene estudios universitarios. Por desgracia, la “masa” devora por igual comida chatarra, telenovelas chatarra, discursos chatarra y, con un candor digno de mejores circunstancias, se sienta junto a sus hijos a “gozar” con el Chavo del Ocho.
*Solo en la serie “Los Simpson” hay un caso evidente de maltrato infantil, cada vez que Homero intenta estrangular a su hijo Bart, pero a) no es un programa originalmente diseñado para público infantil; b) es un dibujo animado, lo cual de alguna manera le quita “realidad” al repudiable hecho.

Friday, January 10, 2014

YO, Turista.


El cierre con arenga de actores partidistas me dejó ese sinsabor del espectáculo convertido en circo, sin el pan, que ya no se consumía. Esa alegría de aplausos que borraba opresiones, se disolvió eficazmente en la formación del tumulto, una masa informe extendida en tentáculos que penetraban en los colectivos, y empujaban hacia adentro con la ferocidad del transporte público de África, según compararía una amiga.

Ningún taxi a la vista, no había necesidad, si más adelante la calle estaría cortada con gomas humeantes, en protesta a los políticos, cuyos mercenarios organizaban en represalia un ¨piquete¨ de palos y cadenas más allá; a lo lejos, los turistas bloqueaban con sus bolsos, indignados, queriendo volverse, y pasándolos, los policías, impasibles, sentados en la avenida, viéndolos a todos hacer y sin reaccionar, pues su sueldo no les admitía mayor riesgo ni esfuerzo.

Seguí avanzando, y actores solidarios me invitaron a presenciar un acto clásico, improvisado en un carromato en la calle, solución alternativa al teatro de los contrarios que no tenía luz –ni por ende ventilación-. Advertimos entonces nuestros desconciertos cruzados, yo ante el medievalismo vigente, y ellos ante mi expresión de enojo, y no de resignación ante los hechos cotidianos. ¨No debe ser de acá,¨ pensarían, y me dejaron el paso libre para que pudiera ver la perspectiva de la que fuera mi ciudad, la misma, pero más descascarada, olorosa, sufriente, sin autos, sin caras en las ventanas y muchas oteando entre la basura.

Identifiqué luego la torre de la Iglesia asomada en el perfil de ciudad dentada, la que tantas veces había visitado de paso por la plaza de las palomas, ya desplazadas por aves de carroña; el hito fue mi objetivo, tocar sus paredes y elevar una plegaria para que el autodestierro no duela, finalizar con ello mi recorrido y decidir, yo, turista, inmune entre otros, volver, sin mirar atrás.

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Thursday, January 9, 2014

The book of barely imagined beings. (El libro de los seres casi imaginados)


Esta semana dí con un review bastante curioso, por lo inusual del tema. Cuando a veces uno piensa que ya está todo dicho, siempre surge algo en literatura, o basado en algún antecedente, como este libro de Caspar Henderson ¨The Book of Barely Imagined Beings,¨ que yo traduzco libremente como ¨El libro de los seres casi imaginados. Un bestiario del Siglo 21,¨ y vean que no digo ¨Imaginarios¨ porque si bien el título nos lleva al libro de Borges ¨El libro de los seres imaginarios,¨ (1967) Henderson usa la palabra ¨imagined,¨ y entiendo que será adrede, ya que estos animales sí existen, en cambio los de Borges son mitológicos.
La crítica -positiva- al libro está escrita por Alok Jha, para The Guardian, y la pueden leer -en inglés- en este link:


La relación con el compendio Borgeano instó mi curiosidad y busqué el ¨look inside¨ de Amazon para husmear. Alok tiene razón, la diagramación es muy parecida al libro de los seres ¨imaginarios¨, con las letras floridas al comenzar los capítulos y las ilustraciones vintage, de las cuales hice capturas de pantalla en las que consideré más interesantes.








Por lo que estuve leyendo, muy rápidamente, el texto es para todo público, de tipo informativo, como una tiendita de curiosidades. Sólo me detuve en su discusión sobre la simetría porque el ejemplo me pareció totalmente fuera de contexto: dice Henderson, que antiguamente se consideraba animales a aquéllos que portaban simetría en su cuerpo; fuera de ello, y refiriéndose específicamente a las esponjas, el animal se veía como planta. Y ejemplifica, ni más ni menos que con John Merrick, tristemente conocido como El Hombre Elefante, y hace una mínima reseña de su enfermedad. Si es para indicar los errores de los científicos en el SXIX, pues creo que es un ejemplo de mal gusto. Ésta es la imagen que muestra entre los ¨seres apenas imaginados,¨ y la reproduzco porque es bien conocida, para que se hagan una idea de la foto antigua entre otras de animales ¨raros¨:


Alok dice que es un buen libro, mejor el todo que las partes. Los pocos comentarios aceptados son encarnizados, algunos comentan con jocosidad si Henderson es tan joven que no conoce estos animales. Hay quien defiende el libro y dice que es muy interesante, digno de ser tenido en la biblioteca o la mesita de luz.
Para mí, y conociendo muy poco de zoología, el animal más horrendo y extraño es el que fue así designado por la colectividad científica en 2013:

El Psychrolutes marcidus. Pez borrón o pez gota. O Blobfish. Google images

Wednesday, January 8, 2014

Devil´s bones. Huesos del diablo. De Kathy Reichs



Éste es un libro que compré por error, seducida por el nombre y la figura de tapa. Me fascinan las novelas de horror para pasar las vacaciones, porque no pienso en nada, pura diversión, sin análisis complejos.
Tengo una lista enorme de libros interesantes para leer este año, técnicos algunos, literatura inglesa, clásicos, premios nobel. Pero entre Navidad y Año Nuevo, busqué algo light. Lamentablemente, como diría mi hija menor ¨si no te gusta esta novela, para qué perdés el tiempo?¨, simplemente porque no me puedo perder los finales, por filosofía propia.

Primero, no advertí que el libro es parte de una serie de aventuras de una antropóloga -Temperance Brennan- que además, es la protagonista del show estadounidense (Huesos) ¨Bones.¨ Yo no leo series, porque doy por seguro que entre tantos, algunos serán bastante malos, con un par taquilleros. Un buen libro empieza y termina, desde mi punto de vista. Las series son búsqueda de dinero, nadie me puede convencer de lo contrario.
La autora, Dra. Kathy Reichs es una antropóloga que trabaja en EEUU y Canadá. Muy impresionante su CV, lo que no la hace buena escritora de novelas. Es más, el paper back tiene al final una entrevista, donde dice que se pasa todo el día escribiendo. Me pregunto de dónde saca el tiempo si trabaja seriamente en antropología forense. 

No quisiera prejuzgar, he leído varios comentarios de fans y parece ser que Devil´s Bones, traducido como Huesos del Diablo, es su peor libro, algunos dicen ¨se vino abajo.¨ No me tomaré el tiempo de verificarlo. 
Reichs dice que el texto está basado en varios casos en los que ha trabajado o conocido a través de colegas: de ahí el resultado, una melange terrible, de nombres y situaciones, muchas ridículas, sin nada de suspenso, un acto se sucede a otro, y lo peor, promete que lo que sigue (en el próximo capítulo) es más terrible aún y uno se queda pensando si sería en muchas páginas más adelante.
Un tema que me tentó a la compra, fue la mención sobre una casona en ruinas con restos humanos y evidencia de ritos; adoro los cuentos de casas siniestras. Pues, lo que la famosa Tempe Brennan encuentra es: dos calderos con tierra, una calavera con una vela, un par de estatuas de santos, algún objeto de santería, un fémur. Apasionante? Seguimos la lectura  y hay pistas de religiones posibles, asesinato entre tanto, el cuerpo decapitado, una víbora muerta como envío personal, todo con alguna marca satánica. Luego, la investigación gira hacia la comunidad homosexual. Final de la novela: un enredo de homosexuales, no se preocupen, no hay críticas encubiertas, ni descripciones fuertes, al contrario, todo el texto parece lucir una enorme ingenuidad.

A lo aburrido se agregan los términos policíacos, con uso de siglas, como aeropuertos y nombres. Hay un par de páginas que contienen tantas siglas que lo torna increíblemente denso, por el esfuerzo de la autora de dar veracidad policial a los casos. Claro que ella misma aclara que en la vida real, ella no es Tempe Brennan y jamás va a investigar con los detectives, mucho menos indagar a la gente.
En definitiva, yo diría que la doctora Reichs, también productora de la serie Bones, se dedique a lo que verdaderamente sabe hacer, analizar huesos.
Como nota al margen, ví el capítulo piloto de la serie, y es tan tonto como este libro. Lo que sí rescato es lo alucinante del contexto, los centros de investigación divinos, con tanta tecnología.... Filmada en Washington y Los Angeles, qué más quisiera que nuestras universidades en Argentina los emulen dejando de lado sus pintadas políticas y se transformen en verdaderas casas de estudio.

Sunday, January 5, 2014

Sobre Borges, facones y cuchillos

Una foto muy bella de Borges en Sicilia, Italia, 1984, que ilustra el artículo de referencia. Por Ferdinando Scianna. Magnum Photos

Estuve leyendo hoy un interesante artículo de Michael Greenberg para The New York Review of Books, ¨The daggers of Jorge Luis Borges,¨ donde cuenta que de niño, -según su biógrafo Edwin Williamson- el padre de Borges le había dado una daga para que cuando los niños se burlaran de él, quien tenía problemas de vista, pudiera defenderse y demostrarles que era un hombre.
En una de sus entrevistas en Palermo, Borges dijo que decirle a un hombre ¨cobarde¨ era algo terrible, insoportable (no son palabras literales, mi interpretación del inglés). Greenberg dice que Borges, en sus textos suele incorporar la violencia, y da varios ejemplos, entre ellos el cuento Sur, uno de mis preferidos.
Más interesante aún es la relación entre algunos de sus trabajos que incluyen violencia en respuesta a cuestiones políticas, luego explicado con más detalle.
Todo ello en el contexto de la crítica -positiva- al libro Professor Borges: A course on English Literature.
Si bien no soy experta en literatura inglesa, me tienta leer esas clases magistrales; empecé a ver algunas páginas del libro en Amazon, y para mi gran sorpresa, hay un capítulo en el que Borges compara Beowulf con los compadritos argentinos. Esto sí es un ¨must read!¨

El artículo me dejó con muchos recuerdos y creo que el autor probablemente desconozca lo que significaba el cuchillo en la Argentina de esa época. Aclaremos en principio, seguramente la palabra ¨daga¨ esté mal usada. Los compadritos usaban cuchillos y los gauchos, facones.
Recuerdo que mi abuelo, contemporáneo de Borges, si bien era español, era en su accionar bien argentino, ni acento tenía al hablar. Y había dos cosas de las que jamás se separaba: su perro y su cuchillo, que le había servido para defensa en su juventud, y para los asados y faenar animales en edad más avanzada. ¨Porque ves, Myriam, ésta ranura de la hoja es para que entre el aire al clavar el cuchillo en el animal, y así se puede desangrar para luego hacer las morcillas.¨
Mi papá, su hermano, los tíos, tenían sus cuchillos hechos a mano, con mango de hueso de pata de oveja, gruesas letras grabadas en plata y vainas de cuero. Yo tenía mi propio cuchillo de comer carne, con mango metálico con relieve de caballos y carreta. Porque el buen argentino no come el asado con ¨tramontina,¨ a no ser que no haya otra posibilidad en una fiesta. Los hombres en mi familia, si iban al campo, se llevaban sus cuchillos, símbolos de la hombría criolla.

Una foto de Juan Moreira y el enorme facón. Bajada de http://www.cehlam.com.ar/?p=320

Entre las historias familiares que recordé hoy, está la del facón del legendario gaucho Juan Moreira (1819-1874), que ha sido una pieza exquisita, de gran tamaño: mi abuela paterna me dijo alguna vez, de niña, que dicho facón lo había tenido su familia. Nunca indagué en el tema hasta hoy, que dí con un post en Juan Moreira.com. ar, en el que Juan Carlos Zamateo escribe:

La daga de Juan Moreira, que hizo cruenta carrera en sus manos, terminó en poder de un tal Melitón Rodríguez, que luego la donó al Museo de Luján. Un mate de plata labrado, una rastra con monedas del siglo XVIII y dos pistolas naranjeras con sistema Lafaucheux de Moreira fueron a parar a la colección de M. Estrada Liniers, autor de una inhallable biografía.

Pues Melitón Rodríguez era mi tío bisabuelo, pero el cuchillo fue donado por su abuelo del mismo nombre. Recuerdos de familia...... tal vez mi tío Rodríguez, su descendiente directo, pueda contarme cómo llegó a manos de Melitón.

Para el lector interesado, dejo unos párrafos del artículo de Abel Domenech ¨La famosa daga de Juan Moreira,¨ en La Nación, sección Campo, con el link debajo para continuar su lectura:

La más famosa de las armas blancas criollas es la legendaria "daga" que fue propiedad del gaucho Juan Moreira. Desde el punto de vista técnico, esta impresionante arma es en realidad un "facón", ya que posee una importante defensa o "gavilán" y una hoja de un solo filo.
 Además, teniendo en cuenta sus grandes y poco usuales dimensiones, podríamos clasificarlo como un "facón caronero" una variante del facón que por su tamaño se acostumbraba a llevar entre las dos caronas de cuero del recado. Sin embargo, según afirman testimonios de la época, a pesar del tamaño de su arma favorita, Moreira la portaba en la cintura, a su espalda y cruzada, tal como era la costumbre generalizada con facones más cortos.

Thursday, January 2, 2014

Empezando el año con buenos deseos




Nada mejor que empezar el año entre seres queridos y recibiendo los buenos deseos de los amigos.
Hoy comparto el calendario de Enero realizado por Sergio Astorga, enviado desde su blog Antojos  y debajo, el homenaje que me ha dejado la escritora Marisa Willner, en su sitio Parnassus, patria de artistas.
Muchas gracias queridos amigos! Y que tengan un excelente año.


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