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Sunday, May 9, 2010

Narciso y los espejos

Narciso enamorado de sí mismo. 1728. Pintura de François Lemoyne, 1688-1728. Hamburger Kunsthalle.http://homepage.mac.com/cparada/GML/Narcissus.html

El mito de Narciso y el mito de la flor que lleva su nombre, puede ser también considerado el mito del espejo. Según el poeta romano Ovidio, Narciso era el hijo del dios río Cephisus y de la ninfa Liriope.
Cuando Narciso nació, Tiresias, el adivino, fue consultado acerca de la larga vida del niño, y éste respondió enigmáticamente ¨Si alguna vez se conociera¨.
Narciso fue destinado a amarse a sí mismo, a su propia imagen en el agua, y no obtener nunca el objeto inmaterial de su amor. Él murió de pena al lado de la fuente, su cuerpo nunca fue encontrado, pero en su lugar, había una flor, de centro violeta con pétalos blancos. Algunos dicen que es imposible que un hombre no distinguiera su cuerpo de su propia imagen, y la teoría indica que tal vez, Narciso tuviera una hermana gemela a quien amaba y cuando ella murió, él visitaba la fuente para recordarla.
Según el filósofo Henri Lefevre, el espejo descubre la relación entre el yo y el uno mismo, mi cuerpo y la consciencia de mi cuerpo, transforma lo que soy en el signo de lo que soy. Yo estoy en una esfera imaginaria que a pesar de todo es real. Lo que es un proceso de abstracción. Para conocerme a mí mismo, me separo de mí mismo, en un embriagante efecto. El espejo por lo tanto ofrece una relación a la vez unificadora y disyuntiva entre forma y contenido; muchos objetos tienen este carácter dual de ser transicionales y objetivos a la vez.
En arquitectura, la conceptualización del espejo nos brinda la oportunidad de disfrutar de las simetrías bilaterales, abandonadas por el modernismo.

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