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Metióse un mono en un trigal ya seco
Del cañón de la mies a hacer flautillas
Presumiendo tocar, por verlo hueco,
Mil maravillas.
Del cañón de la mies a hacer flautillas
Presumiendo tocar, por verlo hueco,
Mil maravillas.
Con sus uñitas lo rasgaba astuto,
Y soplándolo ansioso, procuraba
El hacerlo sonar, pero el cañuto
Nunca sonaba.
Y soplándolo ansioso, procuraba
El hacerlo sonar, pero el cañuto
Nunca sonaba.
Sin sacar de las cañas una avena,
Haciendo de su afán cumplido alarde,
Porfiado se mantuvo en su faena
Toda una tarde.
Haciendo de su afán cumplido alarde,
Porfiado se mantuvo en su faena
Toda una tarde.
Pero un tordo parlero, que su encono
Había estado viendo, con gran flema
Desde un sauce, le dijo: señor mono,
Deje ese tema.
Había estado viendo, con gran flema
Desde un sauce, le dijo: señor mono,
Deje ese tema.
No desperdicie el tiempo en tal apuro,
Las mieses trate Ud. con carantoñas,
¿No advierte, que ya está el alcacer duro
para zampoñas?
Las mieses trate Ud. con carantoñas,
¿No advierte, que ya está el alcacer duro
para zampoñas?
Nadie piense sacar provecho alguno
De aquellos, que pasaron con holganza,
El tiempo, conveniente y oportuno
De su crianza.
De aquellos, que pasaron con holganza,
El tiempo, conveniente y oportuno
De su crianza.
Publicado en Telégrafo Mercantil: T. III N° 5; Domingo 31 de Enero de 1802. Argentina
Fuente. Biblioteca Digital Clarín.
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