Tumbas. Arte digital de Myriam B. Mahiques
La tía abuela, que no por llevar dicho título era vieja, propuso a la niña visitar la tumba del tío bisabuelo. Sería toda una aventura en la tranquila mañana soleada, y si bien el prospecto no era muy feliz, ella aceptó.
No sería necesario que alguno de los hombres las llevaran, sólo caminarían a campo traviesa, hacia allá, donde pastaban las vacas.
Llegando al último alambrado, el fuerte mugido como lamento largo y agudo, enmudeció a los pájaros; los toros cercaban las cruces, rasgando la tierra amenazantes, sin quitar los ojos de la niña, quien, evaluando que un féretro expuesto no la asustaría más aún, corrió entre los árboles linderos hasta acceder al cementerio por atrás. La tía, habituada al ámbito rural, caminó despreocupada entre los animales, que se esparcieron para darle paso; saltó el alambre de púas y acomodó las flores silvestres sobre la tumba que en poco tiempo compartiría con su padre.
Muy pero muy bueno. Mis felicitaciones.
ReplyDeleteun abrazote.
beto
Muchas gracias querido Beto!
ReplyDeleteUn beso,