Whisky. Pintura digital de Myriam B. Mahiques
Tenía los papeles ante sí y los firmó sin titubear, sin escuchar los pro y cons que se le explicaban y no importaban, porque ya había meditado con el corazón acerca de este hecho que la convirtió en una autómata caminando por los pasillos atestados del Hospital General, conduciendo luego inmune a los bocinazos en la autopista.
Sacó las pastillas del botiquín, tomó una, iría por más pero prefirió la botella de whisky. Se sirvió un vaso, luego otro, otro más.... Necesitaría años de esos vasos para sentir que la desconexión de su hijo había sido una decisión correcta.
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