Fanatismo. Arte digital de Myriam B. Mahiques
En tiempos de guerra no hay lujos posibles, pero algunas ¨comodidades¨ se vuelven necesidades. El señor tomó la decisión de llevar su auto al único taller del barrio y solicitó un cambio de aceite. Un servicio sencillo que, a falta de ayuda, tomaría hasta el día siguiente. Caminó de regreso por las calles de tierra, rumiando un argumento para su esposa, quien no se atrevería a contradecirlo, pero al menos le debía una explicación razonable, ¨si no atendemos el auto, se funde¨.
En tiempos difíciles, es fácil cosechar corazones generosos, y así el mecánico le ofreció un buen descuento, por ser él vecino honesto; una actitud un tanto extraña para quienes hacen un culto del regateo, pero, bienvenida sea la oportunidad!. El mecánico lo saludó entre bendiciones y lo miró alejarse por la carretera polvorienta; consultó su reloj y al cabo de unos minutos presionaba las teclas seleccionadas de su celular.
El hombre manejaba lentamente hacia el centro comercial, entre los tanques enemigos y se consideraba bienaventurado de haber contado al mismo tiempo con un placer mundano y una bendición....Conforme se deleitaba, hasta que la explosión y el fuego lo abrazaron todo.
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