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Saturday, June 5, 2010

Existen fórmulas para un Best-seller?

Ilustración de Lisandro Ziperovich

Parece que no hay una respuesta específica para esta pregunta, pero sí hay varias pistas y anécdotas. Guido Carelli Lynch, en su nota ¨El idioma de los negocios prontos¨, opina que la mayoría de dichos libros son pura chatarra, comprados por gente que no lee habitualmente, pero son muchos los que compran....
 "Si supiera cuál es la fórmula del best-séller, estaría en las islas Fidji", se anima, entre risas, Ezequiel Martínez, jefe de prensa del Grupo Santillana en la Argentina. Del otro lado del Atlántico, donde se cocina lo grueso del menú editorial de todos los países latinoamericanos, Juan Cerezo –director editorial de Tusquets– advierte que si existe algo parecido a ese gran secreto del éxito, nadie lo hará público. 
Otra vez, la no-ficción, empujada por investigaciones periodísticas de bajo vuelo, divulgación histórica y masiva, panfletos disfrazados de sesudos ensayos políticos, le gana por goleada a la ficción. Hace falta instinto editorial para captar la coyuntura sociopolítica. "No existe una fórmula para el best-séller ideal aunque todos los editores del mundo estemos tras ella. Afortunadamente o no, el olfato y la percepción del gusto del público y las tendencias siguen siendo los elementos principales con los que cuenta un editor a la hora de contratar el libro en cuestión", afirma Pablo Avelluto, director editorial del gigante Random House Mondadori en Argentina. 
Para Avelluto, estos tanques representan más un fenómeno social que editorial. "Los best-séllers recuperan para el mercado editorial a un gran número de lectores. Muchas veces, el acto de leer uno de estos libros es un modo de estar en la sociedad en un momento determinado. ¿Cómo vivir en nuestro tiempo sin conocer a Harry Potter? ¿Cómo vivir en la Argentina sin leer el último libro de Aguinis?", se pregunta casi inquisitivo. La mayoría de los argentinos que leen, en promedio y con suerte, un libro al año, según la última Encuesta Nacional de Lectura, seguramente tiene la respuesta, aunque jamás los leyeron. 
Tal como afirma el italiano Alessandro Baricco en su ensayo Los bárbaros, el pensamiento contemporáneo, que permite ordenar en series como una búsqueda más de Google, potencia a los autores televisivos o a aquellos que salen airosos de la pantalla chica, y que –casualmente– son los que suelen adornar la vía pública de cualquier ciudad moderna.
Un ejemplo del favor que constituye "la prensa" lo enseña el caso irreproductible de Dan Brown. La editorial que publicó El código Da Vinci mandó antes de la salida del libro quince mil pruebas de galeras a críticos y libreros de todo el mundo, y lograron que por primera vez en su historia el New York Times le concediera a un libro una reseña central antes de su publicación. Cuando al fin se publicó, el camino estaba allanado. 
Best-séller para todos los gustos, algo así piensan la mayoría de los editores consultados. "Hay best-séllers que aciertan en el tema y la oportunidad, otros que tienen un nombre conocido y un rostro popular, que sale en la televisión. A veces, en narrativa hay escritores cuya potencia y capacidad de contar historias potentes les abren el camino. También hay otros cuya capacidad de jugar con los bajos instintos de la gente les proporciona esas ventas, como ocurre con muchos autores de novela de género y subgénero", resume Murillo. La editora colombiana de Santillana en España, Pilar Reyes, en cambio es más optimista y circunscribe su respuesta a la ficción. "Son libros que han sintetizado intereses latentes de una sociedad", asegura.¨

Referencia:
Párrafos de la nota de Guido Carelli Lynch ¨El idioma de los negocios prontos¨, en revista Eñe 5/06/2010. Lea la nota completa:

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