Adoración de los Reyes Magos. De Rubens. Bajada de google images
Como cada año desde que ellos tenían recuerdos vívidos, los niños se treparon al alféizar, aplastaron la persiana americana, la doblaron, se impregnaron del polvo en las tablillas, marcaron sus dedos en el vidrio, rasguñaron, miraron ansiosos a través de la ventana de la habitación, esperando el próximo arribo de los Reyes Magos. Y nuevamente, el cansancio y la frustración posterior los alcanzó, inexorables, no hubieron de verlos radiantes en su materialidad.
En esta ocasión, algo habría cambiado, porque mamá les dijo que estaban ¨lo suficientemente creciditos¨ como para juntar los envoltorios destruídos de los regalos, desparramados por doquier. Y ahí fueron los hermanitos, obedientes, a fin de que no se les arruine el festejo con retos innecesarios, a tirar los restos de cajas y papeles remanentes de su ilusión, al ver el pasto cortado dentro del cesto de la basura. Astutos los niños, se miraron y concluyeron callar acerca de la prueba del delito, no sea que el año siguiente los Reyes no regresaran....
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