Imagen de Darkon. Bajada de http://www.brooklynpaper.com/stories/30/45/30_45darkon.html
Ulrik terminó de coser su vestimenta a las apuradas, tomó su espada, abrazó a su mujer, y le dijo que tal vez ese día le tocara morir. Ella lo miró desapasionadamente, y balbuceó un ¨veremos¨. Nada más expresaría esa fría mujer, que no comprendía su valentía, su esfuerzo para que ella y sus hijos compartieran la gloria de quien por tantas muertes había pasado. Pero bien había soltado la lengua cuando lo acusó de intentar seducir a la bella Brunilda; un caballero debe servir a su dama y no hay discusión al respecto.
La arenga fue corta y decisiva, al grito de ¨Akron!!!!!¨ salieron corriendo y a tropezones, con ansias de sangre en una batalla incruenta teñida sólo por el barro en los trajes multicolores. Esta vez tuvo su oportunidad, en aquél rezagado detrás del árbol; tomándolo por sorpresa, lo golpeó con su espada, varias y muchas veces, arrastrándolo sin piedad más allá de los baños portátiles del Parque Regional; recordó a su esposa, a su jefe, a los amigos que no lo fueron, y asestó el golpe mortal de la goma espuma rígida que todo lo moldeaba, incluso su vida. Habiendo sido suficiente por este domingo, se alejó de su indignado contrincante, mañana volvería a ser Jorge, el solitario de la hora del almuerzo, mas héroe del Club Medieval.
No comments:
Post a Comment