Museo Egidio Feruglio. Foto de La Nacion.
Hace unos pocos años tuve la oportunidad de visitar el hermoso parque Balboa, en San Diego, California. Más allá de la belleza del lugar, edilicia, histórica y geográfica, el parque contiene varios museos, entre ellos, el de Ciencias Naturales.
Este museo cuenta con varias actividades para los niños, juegos varios, rompecabezas de dinosaurios, rayuelas, todo relacionado con el aprendizaje de la paleontología.
En esa oportunidad, me pregunté porqué en Argentina no propondrían estos juegos para niños, el museo no puede ser un lugar de paso, sino un lugar donde todos aprendemos, los niños también.
Hoy, me llevé la sorpresa que mis pensamientos eran ¨escuchados¨, de manera insólita, pero eficaz: el museo argentino paleontológico de la Patagonia, Egidio Feruglio, tiene un nuevo programa de exploraciones nocturnas para los niños. Vaya, interesante, aunque me pregunto porqué los niños irían a dormir a las 4.30 AM y no antes. Los organizadores tendrán sus buenas razones. Leamos algunos párrafos de la nota de María Giselle Castro, para La Nación:
"Exploradores en pijamas" es un programa pensado para niños de 7 a 12 años, que el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), de esta ciudad, lleva adelante con singular éxito. Los viernes, durante la temporada invernal, el museo abre sus puertas para que los más chicos viajen al pasado, millones de años.
La propuesta busca acercar a los pequeños a las ciencias y generar conciencia sobre la importancia de cuidar el patrimonio paleontológico de la Patagonia. "Queremos que se den cuenta de que la ciencia no es cosa aburrida y para eso les abrimos todo el museo, hasta lo más preciado: el laboratorio, donde nuestros paleontólogos investigan los fósiles hallados", dijo María Copello, una de las coordinadoras del programa.
La idea de pasar la noche en el museo es el imán que atrapa a los chicos. Verlos llegar cargados con sus bolsos, almohadas, bolsas de dormir y hasta con algún peluche como acompañante puede desorientar a algún transeúnte. Pero los viernes, cuando el sol se esconde, el Egidio Feruglio es territorio de niños.
Apenas pisan el auditorio Germán Sopeña (denominado así en homenaje al ex secretario general de La Nacion, por su aporte a la difusión de la ciencia en la Patagonia), se fijan claramente las reglas. La número uno: el museo no es un patio de juegos y no están por participar en un pijama party. Se pondrán en la piel de exploradores y deberán comportarse como tales, aunque recorrerán la muestra? en pantuflas.
Allí se inicia la historia. Con un relato didáctico y en el que se utilizan términos específicos cuyos significados se explican con detenimiento, la narración se enfoca en la Patagonia por ser uno de los mayores yacimientos fosilíferos del mundo. (...........)
El programa se inicia a las 9 de la noche, y cerca de las 4.30 de la mañana, los exploradores se van a dormir. Entre las actividades se incluye una minuciosa recorrida por el laboratorio, la elaboración con yeso de réplicas de fósiles hallados por los técnicos del museo, la resolución de crucigramas sobre la base de la información que les fue narrada y, en absoluta oscuridad, con sus linternas, una búsqueda del tesoro para encontrar objetos que no tienen que ver con la época, como un destornillador o un frasco de perfume.
El programa apunta a que los chicos conozcan el MEF sin filtros. La experiencia es tentadora: en él se exhiben únicamente dinosaurios encontrados en la Patagonia, más de 17.000 fósiles originales y reconstrucciones de organismos que vivieron en esta región geográfica durante los últimos 300 millones de años.
El campamento se arma en la sala de la era Mesozoica. Ante la atenta mirada de los dinosaurios, los 30 niños despliegan sus bolsas de dormir, se acuestan y cierran los ojos, aunque no resulta fácil conciliar el sueño.¨
Lea toda la nota:
Que linda idea! Ojalá tengan éxito y lleguen a muchos pequeños. Besos
ReplyDeleteHola Silvia, gracias por ¨visitarme¨. Yo también deseo que esta iniciativa tenga un gran´éxito.
ReplyDeleteUn beso,