Ya he comentado que mi pasión por los mitos y leyendas comenzó de niña, cuando leía versiones sencillas para adolescentes. Hace unos años, las retomé con traducciones de textos originales, sin adaptaciones, entre ellas, la leyenda del Rey Arturo, del cual leí un libro de unas 300 páginas, pero que lamentablemente no tenía final. No había reparado en que hay varias versiones de la misma historia, según la época en que se escribió el romance. Al día de hoy, me interesa más el análisis del surgimiento de cada leyenda, desde el punto de vista social, histórico, antropológico.
Por ello compré ¨The Mistery of King Arthur¨ de la escritora británica Elizabeth Jenkins (31 de octubre 1905-5 de septiembre 2010), quien fuera reconocida fundamentalmente por escribir las biografías de Jane Austen, Carolyn Lamb y Elizabeth I. No parece haber traducciones al castellano de su libro.
Elizabeth Jenkins. Foto Nigel Sutton/Lebrecht Authors/Lebrecht Music & Arts. En guardian.co.UK
Desde mi punto de vista, las referencias bibliográficas no son tantas, algunas imágenes -todas hermosas- tienen citada la fuente a su lado, otras no, y, creo que lo peor es que Elizabeth menciona los nombres indistintamente en sus acepciones locales, y sin aclarar demasiado, lo cual hace que algunos párrafos se tornen confusos. Por ejemplo, habla de Mordred como hijo de Arturo, luego se refiere a él como sobrino. Para quienes no estén familiarizados con el relato, Mordred era hijo de Arturo con su media hermana Morgause (también Anna o Gwyar en versiones más antiguas), a quien no podemos confundir con la famosa Morgana o Morgan Le Fay quien a su vez fuera media hermana de ambos.
Pero, estos deslices le perdono a Mrs Jenkins, porque su libro en verdad nos ilumina sobre aspectos interesantes de la leyenda, como el contexto histórico, su carácter de ¨best seller¨ gracias a la Historia Regum Britannieae (Historia de los Reyes Británicos) escrita por el monje Geoffrey de Monmouth, quien tomó leyendas existentes, les incorporó hechos históricos comprobables y relató finalmente como compendio de historia. Su contribución a la leyenda de Arturo es presentarlo como hijo de Uther Pendragon, quien regía en Caerleon-on-Usk, que su primer ministro era el Mago Merlín y que cuando Arturo fue herido de muerte, fue llevado a la isla de Avalon (Glastonbury).
De allí en más, otros autores han embellecido la historia de quien Jenkins dice que no era rey, sino un valiente guerrero. Si existió o no, me da la sensación que la autora está a favor de ambas teorías, aunque inclinada hacia su existencia, que no afirma con contundencia por falta de datos fehacientes.
Un detalle me llamó la atención, es que Lancelot no existía en los primeros escritos, sino que fue un personaje agregado por el poeta francés Chrétien de Troyes a principios del SXII; en el comienzo de Lancelot dice que él escribió este relato por parte de Marie de Champagne, quien le dictara el material y el estilo en que estaría escrito, una historia popular de amor que aparentemente ya se conocía.
Otro dato interesante, el tinte sexual de los torneos a caballo. A tal punto llegaba el ansia de demostrar el valor a las damas, que, desafiando las reglas, se podía matar a otro caballero sólo por desconocer sus armas; las mutilaciones y el adulterio son también parte de estos romances.
La violencia, no me ha sorprendido, nacida yo en la "modernidad" de actos crueles día a día; mas el maestro de niños Roger Ascham -en el S. XVI- no estaba a favor de dejar leer estos textos a sus alumnos.
¿Qué ha perdurado a través de los siglos? La esencia de la leyenda, en todas las manifestaciones del arte; la personalidad de Arturo como ser justo y complaciente; Guinevere, hermosa y amable, a no ser que se provoquen sus fibras amorosas más íntimas; Sir Lancelot, de corazón puro, atormentado por el amor prohibido que va en desmedro de la fidelidad a su rey. Y los verdaderos reyes de Gran Bretaña que han proclamado ser sus descendientes.
Siento que Arturo ha existido, o lo presiento, y me alegro por ello.
De allí en más, otros autores han embellecido la historia de quien Jenkins dice que no era rey, sino un valiente guerrero. Si existió o no, me da la sensación que la autora está a favor de ambas teorías, aunque inclinada hacia su existencia, que no afirma con contundencia por falta de datos fehacientes.
Un detalle me llamó la atención, es que Lancelot no existía en los primeros escritos, sino que fue un personaje agregado por el poeta francés Chrétien de Troyes a principios del SXII; en el comienzo de Lancelot dice que él escribió este relato por parte de Marie de Champagne, quien le dictara el material y el estilo en que estaría escrito, una historia popular de amor que aparentemente ya se conocía.
Otro dato interesante, el tinte sexual de los torneos a caballo. A tal punto llegaba el ansia de demostrar el valor a las damas, que, desafiando las reglas, se podía matar a otro caballero sólo por desconocer sus armas; las mutilaciones y el adulterio son también parte de estos romances.
La violencia, no me ha sorprendido, nacida yo en la "modernidad" de actos crueles día a día; mas el maestro de niños Roger Ascham -en el S. XVI- no estaba a favor de dejar leer estos textos a sus alumnos.
¿Qué ha perdurado a través de los siglos? La esencia de la leyenda, en todas las manifestaciones del arte; la personalidad de Arturo como ser justo y complaciente; Guinevere, hermosa y amable, a no ser que se provoquen sus fibras amorosas más íntimas; Sir Lancelot, de corazón puro, atormentado por el amor prohibido que va en desmedro de la fidelidad a su rey. Y los verdaderos reyes de Gran Bretaña que han proclamado ser sus descendientes.
Siento que Arturo ha existido, o lo presiento, y me alegro por ello.
Lea sobre Elizabeth Jenkins
Lea
FOUR ARTHURIAN ROMANCES:
"EREC ET ENIDE", "CLIGES", "YVAIN", AND "LANCELOT" by Chretien DeTroyes
Estoy "saboreando" tu blog, ya me lo sospechaba yo que aquí encontraría "platos fuertes". un beso
ReplyDeleteAh, yo soy fanática de las leyendas medievales, también la mitología griega y romana... He leído un libro sobre la hindú, pero no me atrapa tanto como estas, con los torneos, los romances... Hoy leía que Malory escribió el clásico del Rey Arturo en la cárcel, la versión que conocemos.
ReplyDeleteUn beso,