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Sunday, August 14, 2011

Misteriosa Buenos Aires. De Manuel Mujica Láinez


De este libro publicado en 1950, habíamos leído un cuento en la escuela secundaria, El Hombrecito del Azulejo y una amiga me prestó el libro, tendríamos 15 años. Uno de mis grandes preferidos, lo he leído creo que tres veces ya, la última vez en el año 1990 y este año lo bajé de Internet para releerlo, aunque sea por partes.
Los maravillosos relatos en el claro lenguaje de Manuel Mujica Láinez recorren la historia de Buenos Aires, la gestación de su identidad desde sus meros comienzos, hasta la incipiente modernidad. Pasiones, intrigas, suspenso, ambiciones, hambruna, esclavitud, religión, etc, plasmados en cuentos de la cotidianeidad porteña.

Manuel Mujica Láinez. Google Images

Contaba hace unos días que del libro Las Ruinas, siempre recuerdo la situación desesperada de la hambruna. Este tema también lo toca Mujica Láinez en el primer cuento de la Conquista española, justamente, llamado El Hambre, fechado en 1536. Reproduzco el crudo final, como muestra de lo conmovedor que es el libro, un imperdible:

¨El hambre le tortura en forma tal que comprende que si no la apacigua en seguida enloquecerá. Se muerde un brazo hasta que siente, sobre la lengua, la tibieza de la sangre. Se devoraría a sí mismo, si pudiera. Se
troncharía ese brazo. Y los tres cuerpos lívidos penden, con su espantosa tentación... Si el genovés se fuera de una vez por todas... de una vez por todas... ¿Y por qué no, en verdad, en su más terrible verdad, de una vez por todas? ¿Por qué no aprovechar la ocasión que se le brinda y suprimirle para siempre? Ninguno lo sabrá. Un salto y el cuchillo de caza se hundirá en la espalda del italiano. Pero ¿podrá él, exhausto, saltar así? En Morón de la Frontera hubiera estado seguro de su destreza, de su agilidad...
No, no fue un salto; fue un abalanzarse de acorralado cazador. Tuvo que levantar la empuñadura afirmándose con las dos manos para clavar la hoja. ¡Y cómo desapareció en la suavidad de las nutrias! ¡Cómo se le fue hacia adentro, camino del corazón, en la carne de ese animal que está cazando y que ha logrado por fin! La bestia cae con un sordo gruñido, estremecida de convulsiones, él cae encima y siente, sobre la cara, en la frente, en la nariz, en los pómulos, la caricia de la piel.
Dos, tres veces arranca el cuchillo. En su delirio no sabe ya si ha muerto al cuatralbo del Príncipe Doria o a uno de los tigres que merodean en torno del campamento. Hasta que cesa todo estertor. Busca bajo el manto y al topar con un brazo del hombre que acaba de apuñalar, lo cercena con la faca e hinca en él los dientes que aguza el hambre. No piensa en el horror de lo que está haciendo, sino en morder, en saciarse. Sólo entonces la pincelada bermeja de las brasas le muestra más allá, mucho más allá, tumbado junto a la empalizada, al corsario italiano. Tiene una flecha plantada entre los ojos de vidrio. Los dientes de Baitos tropiezan con el anillo de plata de su madre, el anillo con una labrada cruz, y ve el rostro torcido de su hermano, entre esas pieles que Francisco le quitó al cuatralbo después de su muerte, para abrigarse.
El ballestero lanza un grito inhumano. Como un borracho se encarama en la estacada de troncos de sauce y ceibo, y se echa a correr barranca abajo, hacia las hogueras de los indios. Los ojos se le salen de las órbitas, como si la mano trunca de su hermano le fuera apretando la garganta más y más.¨

Aquí dejo el link para que lean el análisis del cuento El Espejo Desordenado, por Pedro Bayá Casal:

Imágenes varias de la película De la Misteriosa Buenos Aires, de 1981, basada en tres cuentos del libro. Imagen bajada de rarodvd.blogspot.com

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