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Friday, April 1, 2011

Ramón Lista, el escritor y explorador converso

Ramón Lista. Imagen de wikipedia.org

Ramón Lista (Buenos Aires, 1856 - Salta, 1897) fue un militar y explorador argentino, segundo gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz. Habiendo sido responsable de una horrorosa matanza de indios onas en la isla de Tierra del Fuego, en 1886, vive luego un proceso de ¨conversión¨ que vuelca en sus libros sobre los Tehuelches. Esa ¨conversión¨ incluye vivir una doble vida entre los indígenas y su familia, lo que genera el suicidio de su esposa verdadera, Agustina Andrade, poetisa, hija del famoso poeta y periodista Olegario Víctor Andrade.

Olegario V. Andrade. Imagen de wikipedia.org

Los siguientes párrafos tan ilustrativos, pertenecen al artículo de Eduardo Pogorile, ¨Ramón Lista, el hombre enamorado de los tehuelches¨, para el Diario Clarín (12 de mayo 2001):
¨Entre la casa de gobierno en Río Gallegos y la toldería india donde el gobernador Ramón Lista (1856-1897) vivía con su esposa tehuelche Koila en el año 1891, había algo más que 40 leguas. Había una frontera interior. Lista la cruzó para "sondear el pensamiento y el corazón de los hijos del desierto" —como él decía— y tener una hija a la que dio su nombre, Ramona Cecilia Lista. También se dedicó a anotar las palabras y costumbres de los indios para un libro memorable, Los tehuelches, una raza que desaparece, que publicaría en 1894 y se reeditó ahora.
Allí escribe Lista: "Es verdaderamente inconcebible lo que sucede, diríase que pesa sobre ellos una maldición divina. Son los dueños originarios de la tierra en que habitan y esa tierra no les pertenece, ni siquiera poseen una parcela donde puedan descansar al término de la jornada. Han nacido libres y son esclavos, eran ayer robustos y de cuerpo agigantado, hoy la tisis les mata y su estatura se amengua. Todo les es contrario, el vacío les rodea, van a desaparecer. ¿Y qué hacen los gobiernos? Nada. Los ven morir con la misma impasibilidad con que el César veía morir a los gladiadores en el circo".
En ese momento, Ramón Lista —fundador de la Sociedad Geográfica Argentina y discípulo del naturalista Germán Burmeister— está muy lejos de su mundo familiar. Lejos de su quinta en Temperley, sus dos hijas pequeñas y su esposa, la poeta Agustina Andrade, que se había matado con un tiro de revólver en enero de 1891.
Lejos también de aquel Ramón Lista que, contándole su expedición a Tierra del Fuego en 1886 al presidente Miguel Juárez Celman, confiesa su disgusto porque los indios Onas no dejan que él les tome "medidas antropométricas". Esto es, medir el tamaño de sus cabezas. Así se lee en el prólogo a otro de sus 41 libros, Viaje al país de los Onas, donde Lista asume su responsabilidad por un combate entre flechas y fusiles: quedan 26 indios muertos ante el cura salesiano José Fagnano.
Pero a fines de 1891 Ramón Lista "ha sufrido un proceso de conversión, identificándose con ese otro excluido de la vida argentina, el indio. No juega a ir y venir de la frontera que separa a indios y blancos, como Lucio Mansilla. Se queda del otro lado y hay que sacarlo", opina la escritora María Rosa Lojo, quien se ocupó de Lista y Agustina Andrade en su libro Historias ocultas de la Recoleta. Para Lojo, "en una época en que abundaban los hijos bastardos y la doble moral matrimonial, Lista fue valiente al dar su nombre a una hija india. Pero no supo oír a su esposa de Buenos Aires: Agustina se encerró hasta morir en su casa. Lista, en cambio, buscó el espacio abierto de la Patagonia".
La noticia de lo que ocurría en la toldería tehuelche de Paso del Roble, a 40 leguas de Río Gallegos, llegó a Buenos Aires. Fue un pequeño escándalo. Lista, amigo y cordial competidor del perito Francisco Moreno, era del círculo del general Julio Roca: lo conocía por su suegro, Olegario Andrade, director del diario roquista La Tribuna Nacional.
El presidente era ya Carlos Pellegrini, quien dispuso que un viejo amigo de Lista —Juan Víctor Paris, compañero de sus viajes patagónicos desde 1887— lo fuera a buscar. Todo fue muy discreto. Lista volvió a Buenos Aires en un vapor desde Punta Arenas y renunció a su puesto.
Luego intentaría conseguir una embajada en Europa —para eso le escribió a su amigo Bartolomé Mitre— o una cátedra. No lo consiguió. Terminó asesinado por dos baqueanos que lo conducían al Pilcomayo, en 1897, en un viaje que quería demostrar que aquel río era navegable.
La Sociedad Geográfica Argentina rescató su cadáver en Orán, Salta. "Toda la élite porteña estaba en la Recoleta aquel 24 de febrero de 1898, cuando lo enterraron en el panteón de la familia Andrade. Se vio a Paul Groussac, Hipólito Yrigoyen, Telémaco Susini, Enrique del Valle Iberlucea, Eduardo Schiaffino, Carlos Thays y el edecán del presidente, entre otros", recuerda ahora el editor Jorge Carman.¨

Tehuelches. Imagen de google images

Un día un viajero se detiene al borde del más grande
de los ríos de América. A su margen se halla una choza
y en ésta un anciano que acaricia un loro. “Cuando yo y este
pájaro hayamos muerto ya nadie volverá a hablar nuestra
lengua”, balbucea tristemente el salvaje.
RAMÓN LISTA, Los indios tehuelches, una raza que desaparece

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