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Monday, August 2, 2010

House of Sand and Fog (Casa de Arena y Niebla)

Shot de la película House of Sand and Fog, de google images.



Acabo de terminar esta maravillosa novela de Andre Dubus III, de 1999, y no recordé hasta hoy que ví las fotos, que también hay una película adaptada del 2003, dirigida por Vadim Perelman, que por suerte aún no ví.
La historia me ha conmovido profundamente, y tal vez no hubiera sentido lo mismo años atrás, pero, en medio de la crisis económica mundial, y la cantidad de foreclosures (remates) de viviendas en EEUU y tanta gente en la calle, sentí que la historia era absolutamente actual. Todo esto sumado a que yo también soy inmigrante y vivo en medio de inmigrantes.
La joven Kathy Niccolo, pierde la casa que le ha dejado su padre, por un error del departamento de Taxes (impuestos). La vivienda es rematada, y la compra un coronel iraní retirado, Behrani, que ha huído de las revoluciones de su país, y desea empezar una nueva vida, que le permita dejar los trabajos pesados que ha tenido en California, en el afán de sostener a su familia. Su nueva vida, consistiría en comenzar un negocio de compra venta de viviendas, lo cual, en esa época le hubiera redituado mucho dinero. De esta forma, recuperarían la dignidad perdida.
Kathy, una ex adicta, queda en la calle, abandonada por su marido, sin contacto con su familia. Lester Burdon, un policía casado que participa de la evicción, se enamora de ella y juntos intentan recuperar la casa, por medios ilegales.
Contada así, parece una novela más, pero nos llama a la reflexión. Qué significa para nosotros nuestra casa, más aún, la casa de nuestros padres? Qué haríamos por retenerla? Y qué significa para una familia, lograr el sueño americano –léase auto y casa propia- y dejar de ser inmigrantes refugiados, que añoran sus años pasados en la opulencia y el poder? Acaso el acceso a la vivienda propia revertirá el racismo con que los tratan?
La casa, como gran protagonista, no es una mansión, cualidad que nos ubica en la dimensión del drama. A pesar de ser pequeña, modesta, simboliza el refugio, la esperanza, la materialización de los sueños: el solaz del alma, el descanso del cuerpo, la bienvenida de la familia política, la expectativa de dejar algo a los hijos, la solidez del vínculo con el amante, el lazo afectivo y material con la familia.......innumerables cuestiones, que provocan que algún cambio de su forma y esencia genere angustia en quienes se sienten dueños.
Desde este punto de vista, no es extraño ver cómo se desarrollan las acciones impulsivas de estos tres personajes que no logran comprenderse unos a otros.

Una de mis queridas amigas, vivía en una casa antigua, en Capital Federal; allí pasamos varios años estudiando, creciendo juntas. Luego de la venta de la casa, un día paso por la esquina, y veo azorada, que el blanco de sus paredes, sus rejas de hierro forjado, su techo plano con molduras, habían sido modificados en un chalet absurdo, totalmente kitsch. Por largos meses no me atreví a mencionar el tema, hasta que un día surgió la conversación entre nosotras. Mi amiga, que ya lo sabía, acordó conmigo que nunca más hablaríamos del estado actual de la casa, y la recordaríamos según la imagen que nos alegra el corazón.

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