Los párrafos que siguen han sido extraídos del interesante artículo de Carolina Esses, publicado en Revista de cultura Eñe. La foto acompaña al artículo:
¨Según datos de la Cámara Argentina del Libro, el total de publicaciones del año pasado destinado a niños y jóvenes se incrementó en 7 millones en relación a 2006. Y se publicaron 1.700 títulos más que hace tres años. Random House Mondadori es de las que hace rato se dedican con especial atención a los niños. Hoy publica alrededor de 60 títulos por año. Pero su área de infantiles nació en 1988 (todavía Sudamericana) con una colección que sería –y todavía es– históricamente prestigiosa: Pan Flauta, de la mano de autores como Canela (quien fundó el departamento), Ema Wolf y Ana María Shua. Norma, Alfaguara, Planeta, FCE todas las grandes editoriales tienen su división de infantiles. La española Urano, por ejemplo, desde el año pasado cuenta con su sello Uranito. Sucede que la literatura vende, y eso le importa al mercado. Para Noemí Bank, una librera con 36 años de oficio, el aumento en las ventas se relaciona con la escuela, pero también con cierta ampliación del espectro literario: "las maestras piden textos literarios complementarios cada vez más", explica, "y hay más oferta del libro objeto donde lo visual o lo estético tiene una impronta muy fuerte." Aquí es interesante detenerse. Porque lo cierto es que editoriales que antes no parecían interesadas en el campo editorial infantil hoy incluyen en su catálogo un género particular: el libro álbum.
Se trata de libros en los que diseño, texto e imagen aparecen cuidadosamente integrados, cuyas ilustraciones originales se exhiben en museos o galerías. Libros que no son fáciles de producir por costos y esfuerzo, pero que afortunadamente, cada vez se publican más. Adriana Hidalgo, por ejemplo, desde el año pasado ofrece este tipo de libros. Pero no se trata de una tendencia solamente local. Escritores, ilustradores y editores coinciden en que hay un auge del libro álbum a nivel mundial. México y España hace rato que lo exploran. La producción local es más reciente y llegó de la mano de editoriales como Del Eclipse (y su colección: Libros álbum del eclipse dirigida por Istvansch, artista y promotor incansable del género), unaLuna, Calibroscopio, El gato de hojalata, Pequeño editor, La Brujita de papel, entre otras.
Hay quienes sostienen que el libro ilustrado es el aporte más notable que la literatura infantil le ha hecho a la literatura. Concepto discutible quizás, pero interesante en tanto celebra esa relación tan particular entre el libro y los niños: la de escuchar y ver. Sucede en los primeros años, cuando el alfabeto es todavía un gran misterio, pero se mantiene también después cuando al placer de ir descifrando lo escrito se le suma la posibilidad de leer e interpretar ese otro lenguaje: el del dibujo, la pintura. "Con las imágenes y el lenguaje plástico pasa algo similar a lo que sucede con otras artes como la literatura o la música", dice la multipremiada autora e ilustradora, Isol. "La diferencia es que culturalmente (o pedagógicamente, tal vez), la literatura tiene una valoración que no se discute, en cambio se suele ver al arte expresado a través de herramientas visuales como algo que puede estar o no en la vida de uno, una vez que uno ya aprendió a leer y escribir. Como si la lectura de palabras fuera parte de nuestra construcción como ser de la cultura occidental, y la lectura de imágenes no. Aunque es sabido que a veces una imagen vale más que mil palabras, y que ciertas ideas consiguen llegar a nuestros cerebros por la manera en que se presentan visualmente, por lo cual sería bueno no estar analfabetos frente a esto."
Y no se trata de utilizar el libro ilustrado o el libro álbum con un anacrónico afán pedagógico, sino de hacer que el libro sea para los niños fuente de estímulos estéticos.¨
Y no se trata de utilizar el libro ilustrado o el libro álbum con un anacrónico afán pedagógico, sino de hacer que el libro sea para los niños fuente de estímulos estéticos.¨
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