La literatura gótica trae aparejada las preguntas, qué hacemos con el cuerpo, con lo orgánico, para reconciliarnos con nuestra biología y cómo negociamos nuestra continuidad. El recurso, omnipresente es la exposición de los tabúes sobre nuestra realidad carnal. El mayor mito dentro de la literatura del horror es el Fausto, basado en la negación del fin de nuestro organismo. Pero también la actitud mental y la moral se involucran en el tema, como vemos en ¨The Picture of Dorian Gray¨ (El Retrato de Dorian Gray).
Las cosmologías occidentales no han podido dar satisfacción sobre el tema, menos aún en la época de la Iluminación Científica (Scientific Enlightenment) que ha coincidido con el período de la alta literatura gótica.
Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), el inventor del ¨horror cósmico¨, pertenecía a la corriente del cientificismo materialista, y consideraba que lo orgánico era lo sucio, la vileza. Esta fobia contribuyó positivamente en sus cuentos de terror, pero desafortunadamente se extendió a su psicopatía social y política, donde proyectó su preferencia por grupos políticos y racistas. En su carta a Frank Belnap Long, de 1924, comentando su visita a Chinatown en New York, dos años antes, la describe como una ¨pesadilla de perversa infección¨ y peor aún:
¨The organic things –Italo-Semitico-Mongoloid- inhabiting that awful cesspool could not by any stretch of imagination be call´d human. They were monstrous and nebulous adumbrations of the pithecanthropoid and amoebal; vaguely moulding from some stinking viscous slime of earth corruption, and slithering and oozing in and on the filthy streets … They -or the gelatinous fermentation- of which they are composed seemed to ooze, seep and trickle thro´ the gaping cracks in the horrible houses … and I thought of ….unwhole –some bats crammed to the vomiting point with gangrenous vileness¨. (De Lévy, 28-29)
Y en Herbert-West-Reanimator, él así se refiere a un hombre africano recientemente muerto:
¨He was a loathsome, gorilla-like thing, with abnormally long arms that I could not help calling fore legs, and a face that conjured up thoughts of unspeakable Congo secrets and tom-tom poundings under an eerie moon. The body must have looked even worse in life — but the world holds many ugly things¨ (De Wikipedia.org)
Imagen de http://www.tate.org.uk/images
¨Frankenstein¨, de Mary Shelley, estaría metafóricamente relacionada con el nacimiento de un niño, la repulsión sobre la vida del recién nacido, el temor acerca de las consecuencias de un nacimiento; la obligación de alimentar y mantener un ser que se multiplicará a su vez, puede llegar a ser un sentimiento opresivo. Ver también
En Frankenstein, como en tantas otras novelas góticas, la ciencia, viola los principios naturales, en vez de aliviar los tormentos, los enfatizan, y la cumbre científica en las novelas modernas, parece ser alcanzada en la fascinante clonación.
La amenaza del cuerpo es absolutamente memorable en Edgar Allan Poe. En ¨The House of Usher¨, el tema de la disolución física toma toda la línea sanguínea. La casa es un personaje más que también participa de la descomposición orgánica; Usher ve en ella una comunión con su cuerpo cada vez más decrépito; el cuento tiene referencia a madera que se pudre, no hay aire suficiente en los ambientes. Los habitantes están recluidos y aún los libros e instrumentos musicales fallan en su intento de dar vitalidad a la escena. Ver también
La descomposición se vive a través desde los sentidos, fundamentalmente el olfato y el tacto, en el contacto con materia orgánica anómala. Así lo describe Anne Rice en ¨The Witching Hour¨
¨Into the only remaining door on the third floor they went, a noxious overpowering smell flooding out over them. ….She breathed in the stench, and swallowed it, because there was no other way to tolerate it.
Lifting the lamp high, she saw this was a narrow storage chamber. It was filled with jars and bottles on makeshift shelves and the jars and bottles were filled with blackish, murky fluid. Specimens in this containers. Rotting, putrid things. Stench of alcohol and other chemicals, and most of all putrefying flesh. …
¨What you saw in that jar was a man´s head. Well, look closely at him when the time comes. And at the others you find there¨. (p. 699-701)
La repulsión no está exenta de la vista de los animales. En Moby Dick, de Herman Melville, se describe al animal como una masa pulposa, sin cara perceptible, como una aparición; y cuando la ¨cosa¨ desaparece, se escucha un sonido extraño, como algo desaguando o absorbiéndose lentamente. En su poema ¨The Maldive Shark¨, el tiburón es un borracho de tez cenicienta a punto de colapsar, un devorador de carne horrible con un flanco horroroso a los sentidos. Ver también
Las criaturas monstruosas llevan consigo el peligro de polución e infección, son nauseabundas, de ahí que el Drácula de Bram Stoker en su cámara, es comparado con una ¨sanguijuela sucia¨.
En el criticismo literario gótico reciente, hay renuencia a considerar la fisicalidad del género, y la declinación del cuerpo, los suicidios, violaciones, crímenes, enfermedades, que atentan contra el cuerpo humano, se atribuyen a metáforas de amenazas políticas al cuerpo nacional; esto sería una expresión de ansiedades socio-políticas típicas de nuestro contexto histórico. Curiosamente, y según la autora Anne Rice, esta ha sido su intención para su novela ¨Interview with the Vampire´ (Entrevista con el Vampiro), sin embargo, ha sido malinterpretada:
¨Interview with the Vampire, the novel that brought me to public attention, is about the near despair of an alienated being who searches the world for some hope that his existence can have meaning. His vampire nature is clearly a metaphor for human consciousness or moral awareness. The major theme of the novel is the misery of this character because he cannot find redemption and does not have the strength to end the evil of which he knows himself to be a part. This book reflects for me a protest against the post World War II nihilism to which I was exposed in college from 1960 through 1972. It is an expression of grief for a lost religious heritage that seemed at that time beyond recovery……. In 1976, I felt that the vampire was the perfect metaphor for the outcast in all of us, the alienated one in all of us, the one who feels lost in a world seemingly without God. In 1976, I felt I existed in such a world, and I was searching for God. I never dreamed that the word, vampire, would prevent people from examining this book as a metaphysical work. I thought the use of the word was a powerful device.
As I look back on it, I have to say that the use of this word did indeed bring me popular attention, but it brought me that attention at a dreadful price¨
REFERENCIA.
Morgan, Jack. The Biology of Horror. Southern Illinois University. USA. 2002
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