Siempre sintió aversión por esos
diseños de autos familiares alargados, fabricados a modo de mamushkas rusas con
muñeca inerte en su interior, y ornamentos florales reales.
Bastaba con verlos pasar lentamente
por las calles del barrio para ponerse en guardia; una nave que asomaba más o
menos según los baches con los que coincidía; si su color era el bordó de moda,
llevaba niños y un perro saltando detrás, si era negra, un difunto, quien sería
saludado con el silencio de los vecinos parados respetuosamente en la puerta de
calle o escudriñando tras las ventanas.
Y cuando el Caronte moderno de facciones
pétreas se alejaba, disipándose en el aroma floral que persistía y los atontaba,
ellos no reparaban en el destino final del viajero, sino se empeñaban en una
conversación ligera que invariablemente incluía la crítica al Intendente, quien
jamás se ocuparía de mandar a arreglar esas calles; lo importante de la
cuestión era olvidar el vehículo, que les dejaba al deslizarse la estela de la
mortalidad.
El viaje de despedida 1 by Myriam B. Mahiques is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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