The ALA promotes the freedom to choose or the freedom to express one's opinions even if that opinion might be considered unorthodox or unpopular and stresses the importance of ensuring the availability of those viewpoints to all who wish to read them.
A challenge is an attempt to remove or restrict materials, based upon the objections of a person or group. A banning is the removal of those materials. Challenges do not simply involve a person expressing a point of view; rather, they are an attempt to remove material from the curriculum or library, thereby restricting the access of others. As such, they are a threat to freedom of speech and choice.
The ALA Office for Intellectual Freedom (OIF) promotes awareness of challenges to library materials and celebrates freedom of speech during Banned Books Week. This event is observed during the last week of September of each year. Banned Books Week 2012 will occur September 30 through October 6. See Banned Books Week for information and resources for getting your library or organization involved in this event!
OIF compiles lists of challenged books as reported in the media and submitted to us by librarians and teachers across the country. For more about books challenged as well as information about classic novels that have been challenged and/or banned, please see Frequently Challenged Books.
OIF also offers support for librarians facing challenges to materials in their library. The support librarians seek will not be disclosed to any outside parties and the challenge report OIF receives is kept confidential. Please see Challenges to Library Materials for resources and information to help you prepare for and respond to challenges.
Del artículo de María Gabriela Mizraje:
Como en otra historia universal de la infamia, desde hace tres décadas, a partir de 1982, acompañando el otoño boreal, un grupo de libreros y editores norteamericanos decidió empujar la venta de textos muy disímiles bajo el acotado cartel de una “Banned Book Week”. En este 2012, la “semana del libro prohibido” está programada para realizarse entre el 30 de septiembre y el 6 de octubre. Independientemente de la apuesta comercial que ya lleva tantos años, el itinerario de lecturas que mediante ella recrearon estas empresas junto a la Biblioteca del Congreso de Washington D.C. merece un seguimiento.
Pueden verse en librerías de las grandes ciudades de Estados Unidos libros que a lo largo de siglos la historia le había condenado a la literatura. Bajo una consigna que celebra la libertad de leer, en la semana especial de ediciones anteriores se han presentado algunos textos que a continuación mencionaremos. (...)
La censura suele tener aliados: la mafia, la impunidad, la mezquindad, la condición mediocre, la cobardía, la ignorancia –la cual, como quedó demostrado con muchas de las prohibiciones de la última dictadura militar argentina, suele acarrear el ridículo. (Esos señores llegaron a eliminar, por ejemplo, obras como La cuba electrolítica, por confundir la ciencia con el comunismo castrista.)
Las prohibiciones reconstruibles y los libros ofrecidos bajo el sponsor de la Asociación Norteamericana de Libreros (American Booksellers Association) guardan más actualidad de la que desearía imaginarse. (...)
The Dead Zone (La zona muerta) de Stephen King fue sacada de circulación de la biblioteca de una escuela comunitaria en Iowa, en 1987, a causa de “no encajar con las normas de la comunidad”.
El príncipe de las mareas, de Pat Conroy, que más tarde llegó al cine junto a Barbra Streissand, fue eliminado en otra escuela pública de South Carolina por considerarse “pornografía barata”, en 1988.
The Phantom Tollbooth (traducida como La cabina mágica), obra de Norton Juster sobre el viaje de un niño a la tierra de la sabiduría, fue descartado en 1988 en la Biblioteca Pública de Colorado sólo porque el bibliotecario la consideró una fantasía pobre.
The Lorax (El Lorax), por el afable Dr. Seuss (seudónimo de Theodor Seuss Geisel), en 1989 fue objetado en un distrito escolar de California por “criminalizar la industria forestal”, es decir, por inspirar a los niños la defensa del medio ambiente.
Al mismo tiempo, en varias bibliotecas públicas de Michigan, se objetaba ¿Dónde está Waldo? de Martin Handford, porque “en algunas páginas hay cosas sucias”.
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, tras ser premiado con el Nobel en 1982, fue eliminado, en 1986, de la lista de libros de una high school en California por ser “basura que se hace pasar por literatura”. Para seguir con los latinoamericanos, Gringo viejo (1985) de Carlos Fuentes fue retenida en Guilford County después que un padre juzgó su lenguaje demasiado explícito como pernicioso, y esto ya a fines del siglo XX (1996). En el mismo año se prohibieron La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne y Moby Dick de Herman Melville, ambas por ser “conflictivas en relación a los valores de la comunidad” texana, en Lindale.
De igual modo, en distintos distritos y escuelas, desde 1996 se censuraron Shakespeare (Twelfth Night) y J. D. Salinger (Catcher in the Rye, traducida como El guardián del centeno), Mark Twain (Las aventuras de Huckleberry Finn), John Updike (Conejo es rico) y Alice Walker (El color púrpura), entre muchísimos otros. El listado es tan abrumador como exasperantes y grotescas las tachaduras.
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NOTA:
Tengo algunos de estos libros, comprados hace años en EEUU y mis hijos, que han asistido a escuelas norteamericanas han podido leer muchos de los libros que aparecen en la lista, a pedido de sus profesores de inglés.
En el siguiente link, vea la lista de los 100 libros ¨más prohibidos¨ entre el 2000 y el 2009:
Myriam, un solaz esta entrada. La censura ha estado presente en la vida norteamericana desde siempre.
ReplyDeleteLa oscuridad ha estado siempre de tras de las grandes libertades, lo pude vivir mucho en los tres años que estuve por esos lares.
Para mi tristeza la censura por estos lares es muy fuerte y mustia, es decir, aparentan apertura pero en realidad es una sociedad muy cerrada.
Me encanta la lista.
Abrazos sin lista.
SErgio, como digo en el post, mis hijos no han sufrido esas aboliciones y han leído varios de esos títulos. Lo que no explica el artículo es que la población norteamericana es fuertemente cristiana, y ellos son muy duros a la hora de seleccionar libros para las escuelas, un tema muy difícil es el del ¨diseño genético¨ y esta cuestión de si Dios creó al hombre y cómo explicarlo a la luz de la ciencia. Aclaro que mis hijos han ido a escuela pública donde está prohibido manifestar tendencias religiosas, y eso hace la diferencia. Un beso,
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