Roberto Arlt, Francisco Luis Bernardez and Roberto Ledesma (1930). Wikipedia.org
He dicho muchas veces en este blog que no soy experta ni adicta a poesías, y que sólo algunas me llegan al corazón. Entre ellas, Soneto, de Francisco Luis Bernárdez. Y cuando ya casi la había olvidado (la leía y releía en mis quince), la encuentro otra vez con un texto (explicativo?) de Sergio Ginay:
Había sido amigo de Borges, a quien conoció cuando ambos eran muy jóvenes y él acababa de regresar de España, tierra de sus padres, en donde vivió cuatro años, desde los 20. Juntos, Borges y él gustaban de caminar por los arrabales porteños y perderse en ellos. Ambos integraron el grupo Florida, que se reunía en la mítica confitería Richmond ubicada en esa calle, y que contaba también a Oliverio Girondo, Conrado Nalé Roxlo, Leopoldo Marechal, Ricardo Güiraldes, Raúl González Tuñón, entre otros escritores, y a Xul Solar, Antonio Berni, Lino Eneas Spilimbergo, entre valiosos artistas plásticos. El grupo fue una poderosa vanguardia que revolucionó, en la década de los años 20 del siglo pasado, el arte argentino.
El, Francisco Luis Bernárdez, una voz de intenso lirismo, fue activo en la tarea literaria, en la periodística y en la diplomática. Muchos de los poemas más bellos y conmovedores que se escribieron aquí en ese siglo le pertenecen y están en La ciudad sin Laura, El ruiseñor, Poemas de cada día o La copa de agua (algunos de sus libros). Pero hay uno, especialmente, que ha sido memorizado una y otra vez por personas de distintas generaciones y cuyo contenido sólo mejora con el tiempo. Su título es simple: Soneto. Su texto lo parece, pero es de enorme profundidad:
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
Si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
Myriam no conocía este soneto que técnicamente me ha gustado mucho. Es un alarde jugar con el gerundio en la rima y que no parezca solamente un juego de artificio. Ya la explicación más profunda esta dada en el artículo.
ReplyDeleteAbrazando que también es gerundio
Hola Sergio, yo de técnica de poesía apenas entiendo, pero para la época en que fue escrito, creo que está bien lo de las rimas, ya en desuso. Pero estas palabras me llegan al corazón, y eso es lo que busco en las poesías, el resto, para los expertos. Me alegra que te guste. Un beso,
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