Stieg Larsson. De google images
Corría el año 2001 y yo me encontraba trabajando junto a un profesor consulto sobre un libro de morfología urbana. Investigando, precisamente. El libro, se finalizó, y cuando se empezarían las correcciones, el profesor falleció. Sólo un par de ejemplares inéditos existen de este libro, y al cabo de unos meses, me reuní con la diseñadora gráfica y su viuda, a evaluar la posibilidad de editarlo y publicarlo. Coincidimos en que no tocaríamos el libro, que para nosotras era una obra de arte, digna del ¨non terminato¨ de Miguel Ángel. Sentimos que intervenir en la esencia del libro, era pecaminoso.
Mi esposo, también artista plástico, suele dejar algunos óleos sin terminar, y lo amenazo que los terminaré yo. Por supuesto, una broma, jamás me atrevería.
Mi esposo, también artista plástico, suele dejar algunos óleos sin terminar, y lo amenazo que los terminaré yo. Por supuesto, una broma, jamás me atrevería.
Desde mi punto de vista, una creación, debe quedar como la dejó el autor difunto, así como quedaron los de Kafka –frustrante- y, la culminación de la novela de Dickens ¨The Mistery of Edwin Drood¨ para mí, no es más que un ejercicio literario emprendido por varios escritores.
Sin embargo, no todos piensan así, tal es la situación de la ex pareja –viuda- de Stieg Larsson, Eva Gabrielsson, quien en su libro ¨Millennium, Stieg and Me”, no clama haber sido su ghost writer –escritora fantasma- pero sí su musa inspiradora, cuyas ideas, impresiones y sentimientos han sido compartidos por Stieg, dando como resultado sus libros de la serie Millennium: “The Girl with the Dragon Tattoo,” “The Girl Who Played with Fire” and “The Girl Who Kicked the Hornet’s Nest”. Luego de 45 milllones de copias vendidas, según Eva Gabrielsson, el libro es parte de sus vivencias, además –supuestamente- tiene acceso a archivos digitales con avances, lo que –ella supone- le daría el derecho de terminar el último libro de la serie, ¨que ella es capaz de hacer¨. Obviamente, el hermano de Stieg y su padre se han negado y las rencillas abundaron, empeoradas por el hecho que Eva no ha sido su esposa legal, sino su pareja y, extraño para un país democrático, no le corresponde nada de herencia.
Ya veremos cómo esto termina, mientras tanto, Eva publica su libro a la sombra de Stieg... Un volumen más para las góndolas del supermercado.
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