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Tuesday, April 19, 2011

Buenos Aires, ciudad Inundable


Porqué la gente vuelve a vivir en los lugares donde han perdido su vivienda luego de una catástrofe? Este fenómeno sociológico, no es exclusivo de Buenos Aires. Ha sucedido también con el río Los Angeles, en California, y el huracán Katrina ha sido un ejemplo reciente, la gente vuelve a su terruño, se afinca a pesar de las terribles inundaciones. Que luego las obras de infraestructura sean o no eficaces, ya no es su culpa.
Este libro, para mí ha de ser imperdible. Quienes hemos vivido las inundaciones de Buenos Aires, intentamos buscar una razón física y política. A veces me pregunto porqué el Maldonado no ha sido dejado a cielo abierto. Recuerdo la primera vez que ví los riachos casi sin agua, cruzando las avenidas y autopistas en California, con sus enormes paredes de cemento, y me preguntaba si realmente eran necesarios. Bastó una lluvia fuerte para que se transformaran en ríos acaudalados, torrentosos, nadie lo hubiera imaginado. Pero así como se formaban, desaparecían gracias a un eficaz sistema de desagües. 
Del sitio Ambiente Académico, extraigo las palabras del autor del libro Buenos Aires, ciudad inundable, Antonio Elio Braivlovsky:

¿Nos atreveremos a decir que no hay solución definitiva y que la mejor gestión de crecidas es aquella que acepta esa realidad?

De eso habla mi libro, que va de la primer inundación de la época de Pedro de Mendoza, primer fundador de Buenos Aires hasta las últimas registradas en el año 2010.

En esta entrega ustedes reciben:

•    Una nota que publiqué en Le Monde Diplomatique, con una síntesis del libro, en  la que señalo las semejanzas entre las inudaciones de Buenos Aires y la que provoca Michey Mouse en su actuación de El Aprendiz de Hechicero en la película Fantasía de Walt Disney.

•    La obra de arte que acompaña esta entrega es uno de los cuadros que pintó el impresionista francés Alfred Sisley sobre la inundación del Sena en la pequeña localidad de Port Marly en 1876. A diferencia de otros artistas, no pinta desastres ni el dolor humano, sino la simpre presencia del agua en el poblado. La línea baja del horizonte le permite mostrar un inmenso cielo que va despejándose. Las figuras humanas son pequeñas, dominadas por el evento natural. A la derecha, el río, a la izquierda las construcciones entre las que sobresale el local de un pequeño comerciante de vinos. Hoy es un restaurante cuyos platos no podríamos pagar.


Arroyo Maldonado y extensión urbana inmobiliaria. Imagen de Atlas Ambiental de Buenos Aires

He aquí gran parte del artículo de Nora Bär acerca del libro:
¨Si bien Japón está en toda su extensión ubicado dentro de una zona sísmica para la que no podía soslayarse la posibilidad de un terremoto de gran intensidad (de hecho, Tohoku había sufrido un tsunami de 38 metros en 1896, según menciona un trabajo publicado ayer en Nature ), el diseño de la central de Fukushima no contemplaba, por ejemplo, ubicar el sistema de refrigeración de reemplazo en un sitio elevado... Del mismo modo, en su libro de reciente publicación Buenos Aires, ciudad inundable (Editorial Kaicron/Capital Intelectual, 2010), el destacado economista y ecologista Antonio Brailovsky recorre casi cinco siglos de planificación e historia natural porteñas y muestra que nuestras inundaciones no son obra de la fatalidad, sino de una obcecada negación de la naturaleza.
Mientras las leyes de Indias prohibían edificar en los terrenos bajos, cuenta Brailovsky, el desarrollo económico y social, el lucro inmobiliario, la soberbia tecnológica y la irresponsabilidad y corrupción políticas fueron fomentando la urbanización de los valles de inundación del Maldonado, el Vega, el Cildáñez, el Medrano y el Riachuelo. "Primero se mete a la gente a vivir dentro del río y después se busca cómo sacar el río de allí mediante obras públicas costosas y de resultados inciertos", escribe.
Para el investigador, más allá de los conflictos de interés, hay "algo" en nuestra cultura que nos lleva a desconocer la importancia del entorno natural y produce hechos urbanos vulnerables, como si la mera existencia de la ciudad anulara las leyes de la física. "¿Qué nos ha ocurrido para que seamos incapaces de percibir los fenómenos naturales que tenemos delante de los ojos? -se pregunta-. ¿Por qué la naturaleza se nos vuelve invisible, aun para una visión entrenada, profesional y sensible?". Seguramente, las respuestas a estas preguntas explicará muchos de los desafíos que debe enfrentar la humanidad de este siglo...¨
REFERENCIA
Artículo de Nora Bär para La Nación, sección Ciencia-Salud
Lea el intersante texto de Brailovsky para Le Monde:

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