A través de la ventana del avión. Pintura digital de Myriam B. Mahiques
Luego de un viaje, visualizamos como un flash los paisajes, la arquitectura, pero lo que realmente queda son las impresiones recibidas y , dentro de éstas, las despedidas.
Por más que intente recordar mis –limitados- paseos, siempre me viene a la mente mi despedida y la de nuestros hijos a mi papá, quien tenía sus días contados. Ya emigrábamos, todo estaba listo, el departamento vacío, las cajas que quedaban apiladas en el cuartito detrás del quincho familiar, y no habría vuelta atrás, por más que su dentista, astróloga por afición y vecina por derecho, me dijo ¨Nena, decile a tu marido que no viajan, esta fecha de salida no es propicia, por la conjunción de los astros¨. No es que yo crea firmemente en los horóscopos, pero sí los leo cada tanto, y reconozco que la sugestión se debe haber reflejado en mi cara, sumada a la preocupación por un viaje largo a EEUU que hasta podría estar amenazado por terroristas. Se compadeció entonces la peculiar dentista y aconsejó, ¨rezale a los ángeles del Cielo cuando el avión levanta vuelo, todos tomándose de las mano, y cuando llegan, le rezás a los ángeles de la Tierra, y no se te olvide pisar suelo con el pie derecho.¨
Resultó un viaje sin sobresaltos, que ya contaré en otra ocasión, los astros no estarían tan mal ubicados en mi carta natal, a no ser que relacione su posición con aquellos otros seres queridos que jamás imaginé, no volvería a ver.
Irse a otras tierras. Que dificil. Entiendo todas las razones, pero es toda una odisea. Adaptarse a un cultura diferente en donde lo social, y tradiciones son diferentes no deja el cambio de vida ser nada facil. besos.
ReplyDeleteGracias Judith, no estaba segura de escribir estas palabras, no ha sido fácil.
ReplyDeleteUn beso,