Foto de Christian Weber
Ayer veía con mi hija la película Dragonfly, muy bella por cierto, en la que en cierto momento se muestra la desesperación de los médicos por llegar a operar a tiempo los órganos de un paciente que sería donante.
Yo soy donante legal, y así está establecido en mi ID norteamericano. Es un punto rosa en el plástico y mi aceptación está en los archivos digitales del DMV. Claro que no siempre se puede donar, las circunstancias deben ser las ideales para que los órganos estén frescos. Otras formas de conseguir órganos, al menos en países del primer mundo, es considerado ilegal. Lo que abre las puertas al mercado negro.
En junio lanzarán a la venta un nuevo libro del antropólogo Scott Carney: The Red Market: On the Trail of the World’s Organ Brokers, Bone Thieves, Blood Farmers, and Child Traffickers, colaborador también de la revista Wired. En ella, hay un artículo que asumo como preview de su libro. Escalofríante realidad.
Dice Carney: ¨Es el cuerpo humano sagrado? O es un producto listo para ser cortado y expuesto a las fuerzas de la oferta y la demanda? La respuesta es una cuestión de perspectiva. Nuestro cuerpo es un templo. Pero cuando necesitamos una parte separada, de pronto estamos sorpresivamente abiertos a la transacción. Para una persona buscando un riñón, un científico tratando de aprender anatomía, un cliente de belleza buscando la peluca perfecta, no hay sustituto por la pieza de alguien más¨. (Traducción personal).
A veces, los órganos se roban de los muertos, otras, se mata personas para obtenerlos. Carney nos cuenta que en la India, hay raptores que quitan la sangre de sus víctimas hasta tres veces por semana, para luego venderla; el hígado, tan terriblemente difícil de conseguir por el problema de salvar al donante, se toma de los prisioneros a ejecutar en China y en Filipinas, de gente desesperada por dinero; de los cuerpos dentro de las estatuas de polímeros -¨Plastination¨, tecnología inventada por el anatomista Gunther von Hagens- muchos han salido de prisioneros ejecutados.
Un tema para la reflexión. Lea el artículo
La página del antropólogo, fotógrafo y periodista Scott Carney: