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Tuesday, February 14, 2012

Refugios del Estío

Ensueño de verano. Fractal generado por Myriam B. Mahiques

Los veranos eran cada vez más cálidos en la provincia de habitantes que desconocían los detalles del calentamiento global, ni que les importara, cuando las preocupaciones diarias se ofuscaban ante el trastorno constante del sudor pegajoso del cuerpo, el hábito de espantar moscas y mosquitos que traspasaban las ventanas de las casas, refugio de humanos e insectos, crueles panzudos proliferando gracias a los pastos, que crecían exhuberantes, libres al sol, saciados por la lluvia -que en nada mejoraba el calor- y sin la amenaza de la cortadora eléctrica que descansaba arrinconada en espera del regreso de la electricidad.
El joven se disputó con el perro el privilegio de la sombra bajo el árbol, mientras miraba los vestigios del jardín, y se preguntaba si se animaría a cortar el pasto manualmente, a qué hora estaría listo para el esfuerzo, a condición que hubiera agua suficiente para regar luego. Ensimismado, fue que notó el destello verdoso brillante entre las cerámicas y hierros del último arreglo a la casa, apilados desprolijos dentro de la otrora cabina de tubos de gas; tal vez fuera un pájaro insolado, un animal rastrero o un espíritu errante; se acuclilló curioso y divisó la cola de un reptil en la penumbra, no recordó que en la zona no había víboras venenosas, sino su mente esbozó el ¨sombrero¨ del Principito, que no era tal, sino una boa que había devorado un elefante, y de pronto la imagen se estilizó en la silueta comprimida de sus niños, que con o sin pasto, disfrutaban de pelotear al aire libre.
Tomó una barra del 8 e intentó empujar al reptil, pero éste se escabulló en el acto; no lo alcanzaría, mas haría una pequeña fogata bajo las cerámicas, y el humo lo haría salir atontado, una gran ventaja para esperarlo pala en mano, a fin de seccionarlo en varias partes para que no se reconstituya.
De golpes certeros, sólo hubo uno, suficiente para herir la hermosa iguana que dejó de deslizarse, convirtiéndose en el festín de las hormigas que enfilaron rápidas a saciarse de su cuerpo. Cerró los ojos e imaginó un sombrero de insectos movedizos engullendo al animal inocente, y así, a ciegas, le quitó la vida a golpes, con la misma pala con la que excavó su último refugio.
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4 comments:

  1. Myriam, se devoró a si mismo en un acto de honestidad visionaria. Es un porrazo de tiempos. Presente, futuro y mundo interior y la devoradora mente.

    Refugio y fuga.

    Un abrazo a la sombrea.
    Sergio Astorga

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  2. Hola Sergio, qué interesante tu comentario! Gracias!!

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  3. Una maravillosa obra de arte, una belleza.

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