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Monday, March 15, 2010

Pantaleón y las Visitadoras

Escena de una versión de Francisco Lombardi. Imagen de http://www.swissinfo.ch/media/cms/images/null/2002/11/sriimg20021105_1437986_0.jpg

Mario Vargas Llosa cuenta en el prólogo de 1999, de su libro que escribió esta novela en una apretada casita de Sarriá, Barcelona, entre 1973 y 1974, al mismo tiempo que su versión cinematográfica. Vargas Llosa, quien fuera codirector de la película ¨por los absurdos malabares del cine¨, acepta ¨toda la responsabilidad de la catástrofe¨.
La historia está basada en un hecho real –un servicio de ¨visitadoras¨ (prostitutas) organizado por el ejército peruano para desahogar las ansias sexuales de las guarniciones amazónicas- que conoció de cerca en dos viajes a la Amazonía, en 1958 y 1962. Este hecho, magnificado y distorsionado hasta la farsa truculenta, dió origen a esta novela tan divertida. Vargas Llosa agrega que algunos años después de publicado el libro con un gran éxito, recibió una llamada misteriosa, en Lima: ¨Yo soy el capitán Pantaleón Pantoja¨, le dijo la enérgica voz. ¨Veámonos para que me explique cómo conoció mi historia¨. El famoso escritor se negó a verlo, fiel a su creencia de que los personajes de la ficción no deben entrometerse en la vida real.
Recordemos entonces el parte Número 3, que refleja las creencias del ejército en la Amazonía (p. 115):

Vargas Llosa y Camucha Negrete en Pantaleón y las Visitadoras, 1975. Imagen de  heriditafanzine.wordpress.com

¨El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del SVGPFA, respetuosamente se presenta ante el general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, lo saluda y dice:
1.- Que en toda la Amazonía existe la creencia de que la variedad colorada del bufeo (pez delfín de los ríos amazónicos) es un animal de una considerable potencia sexual, la misma que lo induce, con ayuda del demonio o espíritus malignos, a raptar cuanta mujer puede a fin de satisfacer sus instintos, adoptando para ello una forma humana tan varonil y apuesta que ningún ente femenino se le resiste. Que, debido a dicha creencia, se ha generalizo esta  otra: que la manteca de bufeo incrementa el ímpetu viril y hace al varón irresistible a la hembra, siendo por eso un producto de enorme demanda en las tiendas y mercados. Que el suscrito decidió hacer personalmente una verificación, a fin de determinar en qué forma esta creencia folclórica, superstición o hecho científico,  podía incidir en el problema que ha originado y cimenta la existencia del Servicio de Visitadoras, y, poniéndose manos a la obra, solicitó a su señora madre, y a su señora esposa, bajo pretexto de receta médica, que durante una semana todas las comidas del hogar fueran elaboradas únicamente a base de manteca de bufeo, con los resultados que se expone:
2.- Que, a partir del segundo día, el suscrito experimentó un aumento brusco del apetito sexual, acentuándose la anomalía en los días sucesivos al punto de que en los dos  últimos de la semana, los malos tocamientos y el acto viril, fueron las únicas reflexiones que ocuparon su mente, tanto de día como de noche........¨

Bufeo rosa. Imagen de http://www.nomaders.com/blog/

Qué más dice Vargas Llosa acerca de Pantaleón y las Visitadoras?


"El gran culpable de que el humor aparezca tarde en mis libros es Sartre. Yo era un gran admirador suyo, lo leía con gran pasión y le creía todo. En su inmensa obra no hay, no digo una risa, no hay una sonrisa siquiera. Jamás hizo concesión alguna al humor. Probablemente como yo lo leía con tanta devoción, me impregné de esa idea equivocada de que la literatura seria debe rehuir del humor. Pero un buen día me encontré con una historia que yo quería contar, después de viajar por la Amazonia. En esos dos viajes había descubierto el servicio de prostitución organizado para los cuarteles de la frontera, donde los soldados no tenían cómo desfogar su excitación. Entonces habían creado un servicio de visitadoras. Yo, que había estado en un servicio militar, pensé en el oficial al que le habrían encomendado organizar ese servicio... Imaginé los dolores de cabeza que le habrían significado. Traté de contar la historia en serio, como había contado todas mis historias hasta entonces, y allí descubrí que era imposible, que una historia como la del capitán Pantaleón Pantoja no se podía contar en serio porque no era verosímil. Y así fue como descubrí que el humor era un material insoslayable para ciertas historias y para ciertos personajes".

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