Una curiosidad de la naturaleza. El efecto de una lámpara en una pecera. Mi foto, sacada en Septiembre de 2013, en el Aquarium of the Pacific, Long Beach, CA. Un ejemplo de foto de naturaleza ¨trucada.¨
He leído con interés el artículo de Diego Golombek para La Nación, llamado ¨Sin repetir y sin soplar,¨ que cuenta someramente acerca de un ¨paper¨ científico falso, escrito por el periodista John Bohannon, quien lo presentó a 304 revistas científicas, de las cuales, 157 (dato de wiki) lo aceptaron para publicación. El caso tiene un antecedente importante que causó indignación en EEUU, el ¨Sokal affair¨, que fue una publicación del profesor de física Alan Sokal en Social Text, 1996. Esta presentación fue un experimento perpetrado por Sokal para ver si la editorial -que incluía importantes investigadores-, publicaría artículos con datos sin sentido si, ¨sonaba bien¨ y si coincidía con los preconceptos ideológicos de los editores. En wikipedia leemos los detalles:
Habiendo publicado yo en varias oportunidades, quisiera ampliar un poco los conceptos y metodologías, a través de mi propia experiencia. Es cierto que el comité editorial va a apoyar a aquéllos que comparten sus ideologías. Y me ha pasado que de tres evaluadores, dos me han apoyado el artículo en cuestión sin duda alguna, para publicación, mientras que un tercero lo descalifica automáticamente. Una de mis peores experiencias fue en mi propia Universidad, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Buenos Aires, donde el evaluador (o evaluadora) se quejó que hubiera escrito el texto en inglés (cuando la revista aceptaba inglés y castellano/español) y que tomara ejemplos en EEUU, donde es mi campo de trabajo. El artículo (paper en lenguaje general científico) se publicó, con leves correcciones, y con la obligación de traducirlo, lo cual me disgustó, porque se supone que dicha revista tiene alcance internacional. Vemos aquí un ejemplo de comportamiento nacionalista que en vez de abrir las posibilidades de expansión de conocimientos fuera de la universidad local, lo cierra.
Hay otra cuestión importante, y que bien aclara Golombek, las revistas que aceptaron el artículo falso de Bohannon, eran aquéllas donde se debe pagar para tener derecho a publicar:
¨Una importante aclaración es que las revistas que aceptaron el trabajo cobran por publicar (lo que supuestamente no tiene que interferir en el proceso de revisión por pares), y a veces hay un negocio montado con editoriales de dudoso prontuario que prometen rapidez, eficiencia y visibilidad para los trabajos que allí se publiquen. De hecho, en las revistas que aceptaron el trabajo, en general las críticas resultaron superficiales y referidas al formato y el estilo del paper.¨
Personalmente, yo no me he tentado nunca a publicar en estos Journals, la mayoría de los cuales proceden de la India. Muchos investigadores recibimos emails con propuestas de publicación, que son ¨flattering,¨ o sea, el que no conoce el sistema, se siente orgulloso que lo hayan contactado, lo cual es muy tentador. Sólo aquéllos que leen bien todos los links de la página web del Journal, descubren que: el paper va a tener un ¨peer review¨ (evaluación de editores) de rigor científico de ¨ciertas personalidades¨ y que luego de la aceptación, el investigador deberá pagar con tarjeta de débito o crédito la suma de...........
Para mí, es más riguroso y enorgullecedor publicar donde no se requiere pago, sino competencia entre pares. Que no significa, en el ámbito interdisciplinario ¨entre colegas,¨ y ésta es la parte más difícil, que los editores/evaluadores comprendan lo que uno está escribiendo.
Lo ideal entonces, es publicar en Jounals de nuestras propias disciplinas o muy afines. Ésto permite que los evaluadores conozcan bien la bibliografía, al menos en términos generales, y nos aseguramos que nadie presentaría falsos autores o referencias. En el mundo de las especialidades, todos los investigadores conocen las bibliografías afines, muchas referencias se repiten pero se citan desde distintos puntos de vista.
De allí en más, lo que el investigador tiene que ver también, es el alcance de la revista, si también se publica o no on line, en qué idiomas y la calidad de la presentación. Una mala edición por falta de fondos de parte de la editorial, le baja el valor a una presentación que cuenta con imágenes. Entre los arquitectos, no hemos de querer que nuestras ilustraciones o fotos salgan borrosas y menos fuera de contexto.