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Sunday, January 5, 2014

Sobre Borges, facones y cuchillos

Una foto muy bella de Borges en Sicilia, Italia, 1984, que ilustra el artículo de referencia. Por Ferdinando Scianna. Magnum Photos

Estuve leyendo hoy un interesante artículo de Michael Greenberg para The New York Review of Books, ¨The daggers of Jorge Luis Borges,¨ donde cuenta que de niño, -según su biógrafo Edwin Williamson- el padre de Borges le había dado una daga para que cuando los niños se burlaran de él, quien tenía problemas de vista, pudiera defenderse y demostrarles que era un hombre.
En una de sus entrevistas en Palermo, Borges dijo que decirle a un hombre ¨cobarde¨ era algo terrible, insoportable (no son palabras literales, mi interpretación del inglés). Greenberg dice que Borges, en sus textos suele incorporar la violencia, y da varios ejemplos, entre ellos el cuento Sur, uno de mis preferidos.
Más interesante aún es la relación entre algunos de sus trabajos que incluyen violencia en respuesta a cuestiones políticas, luego explicado con más detalle.
Todo ello en el contexto de la crítica -positiva- al libro Professor Borges: A course on English Literature.
Si bien no soy experta en literatura inglesa, me tienta leer esas clases magistrales; empecé a ver algunas páginas del libro en Amazon, y para mi gran sorpresa, hay un capítulo en el que Borges compara Beowulf con los compadritos argentinos. Esto sí es un ¨must read!¨

El artículo me dejó con muchos recuerdos y creo que el autor probablemente desconozca lo que significaba el cuchillo en la Argentina de esa época. Aclaremos en principio, seguramente la palabra ¨daga¨ esté mal usada. Los compadritos usaban cuchillos y los gauchos, facones.
Recuerdo que mi abuelo, contemporáneo de Borges, si bien era español, era en su accionar bien argentino, ni acento tenía al hablar. Y había dos cosas de las que jamás se separaba: su perro y su cuchillo, que le había servido para defensa en su juventud, y para los asados y faenar animales en edad más avanzada. ¨Porque ves, Myriam, ésta ranura de la hoja es para que entre el aire al clavar el cuchillo en el animal, y así se puede desangrar para luego hacer las morcillas.¨
Mi papá, su hermano, los tíos, tenían sus cuchillos hechos a mano, con mango de hueso de pata de oveja, gruesas letras grabadas en plata y vainas de cuero. Yo tenía mi propio cuchillo de comer carne, con mango metálico con relieve de caballos y carreta. Porque el buen argentino no come el asado con ¨tramontina,¨ a no ser que no haya otra posibilidad en una fiesta. Los hombres en mi familia, si iban al campo, se llevaban sus cuchillos, símbolos de la hombría criolla.

Una foto de Juan Moreira y el enorme facón. Bajada de http://www.cehlam.com.ar/?p=320

Entre las historias familiares que recordé hoy, está la del facón del legendario gaucho Juan Moreira (1819-1874), que ha sido una pieza exquisita, de gran tamaño: mi abuela paterna me dijo alguna vez, de niña, que dicho facón lo había tenido su familia. Nunca indagué en el tema hasta hoy, que dí con un post en Juan Moreira.com. ar, en el que Juan Carlos Zamateo escribe:

La daga de Juan Moreira, que hizo cruenta carrera en sus manos, terminó en poder de un tal Melitón Rodríguez, que luego la donó al Museo de Luján. Un mate de plata labrado, una rastra con monedas del siglo XVIII y dos pistolas naranjeras con sistema Lafaucheux de Moreira fueron a parar a la colección de M. Estrada Liniers, autor de una inhallable biografía.

Pues Melitón Rodríguez era mi tío bisabuelo, pero el cuchillo fue donado por su abuelo del mismo nombre. Recuerdos de familia...... tal vez mi tío Rodríguez, su descendiente directo, pueda contarme cómo llegó a manos de Melitón.

Para el lector interesado, dejo unos párrafos del artículo de Abel Domenech ¨La famosa daga de Juan Moreira,¨ en La Nación, sección Campo, con el link debajo para continuar su lectura:

La más famosa de las armas blancas criollas es la legendaria "daga" que fue propiedad del gaucho Juan Moreira. Desde el punto de vista técnico, esta impresionante arma es en realidad un "facón", ya que posee una importante defensa o "gavilán" y una hoja de un solo filo.
 Además, teniendo en cuenta sus grandes y poco usuales dimensiones, podríamos clasificarlo como un "facón caronero" una variante del facón que por su tamaño se acostumbraba a llevar entre las dos caronas de cuero del recado. Sin embargo, según afirman testimonios de la época, a pesar del tamaño de su arma favorita, Moreira la portaba en la cintura, a su espalda y cruzada, tal como era la costumbre generalizada con facones más cortos.

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