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Friday, January 18, 2013

Dracula, the Un-dead. La ¨secuela¨ del clásico


Encontré de casualidad Dracula the Un-Dead (2009) en la biblioteca y lo compré sólo por satisfacer mi curiosidad. Es el libro escrito por Dacre Stoker (sobrino bisnieto de Bram) e Ian Holt.
Dice Dacre en sus notas, que lo escribió como un fuerte sentido del deber y responsabilidad a su familia, en apoyo de las pasadas vicisitudes legales de Florence Stoker (esposa de Bram) con los derechos de Nosferatu, filmada sin pago alguno de regalías, más la pérdida de los derechos de Bram en EEUU (por un mínimo error legal), y así hacer justicia al legado familiar.  Pero, considerando que Ian es escritor y guionista, a mí no se me escapa que la dupla está buscando filmar la secuela de tantas películas de vampiros taquilleras. Comenzando con el documental ¨Dracula meets Stoker¨ que ¨conmemora el centenario de la muerte de Bram Stoker.¨  Además, es el título de la próxima novela de Dacre. No obstante, desconozco qué habrá pasado con el documental. La página de Facebook tiene sólo 16 likes y no está mantenida, tal vez haya sido aplazado porque no encuentro más información. Dadas las circunstancias mencionadas, el ¨author´s note¨ de Dacre parece una hipocresía. Ah..., Bram debiera revolverse en su tumba. ¨Cría cuervos y te sacarán los ojos.¨

¨Through Dacre Stoker, we will have access to unseen information about the origins and the story of Dracula never published before. Readers cannot remain indifferent to this information, many mysteries still waiting to be solved; many questions still remain unanswered after one century of Bram's death.¨
http://www.draculameetsstoker.com/news.html

Sin embargo, en las notas finales, Ian Holt -un fanático del personaje Drácula- dice que la idea de escribir un guión de la secuela fue absolutamente suya, y se le ocurrió en una convención de Drácula en Los Angeles, 1997, donde fue panelista. Al principio, la familia Stoker lo rechazó rotundamente; Ian fue paciente hasta que luego de unos años contactó al joven Dacre, quien se embarcó con él en la aventura, convenció a la familia, prometió compartir dividendos y sí consideró adecuado primero escribir un libro, luego habría un guión. Escribe Ian en la página 408 de la primera edición:

¨Our dearest wish is all Dracula fans -of the book and of the films, will read and enjoy our sequel. To this end there are several areas which we felt that film fans had so embraced and had become so ingrained in to Dracula legend that we could not overlook them. To the literary purists we apologize, but we feel this is a necessary concession, made in the hope of once and for all harmonizing all Dracula fans.¨ 


Dacre Stoker and Ian Holt

Así que empecé el libro con absoluta reticencia, y lo primero que me molestó fue el cliché -entre otros- de vampiresas lesbianas, y, aclaro, no es por estar en contra de la libertad de sexos, sino que me fastidia que se apele al sexo como tema atrayente en un libro que supuestamente es la secuela de un clásico, con otro estilo y lenguaje, como algunos insultos en ¨slang¨  y hasta frases como ¨puso su mejor cara de póker,¨ o ¨llama a ese gordo pe....orro.¨ (!!!!)
No es que a Bram le faltara erotismo en las letras de Dracula. Basta recordar las peripecias de Jonathan Harker en el castillo con las vampiresas, y los deseos de Lucy y Mina para con el conde. Simplemente está escrito con la delicadeza debida en una novela gótica. A buen entendedor, pocas palabras. 
Algunos detalles de esas concesiones, me han incomodado aún más; la incorporación de la condesa-vampiresa-prima-ex amante de Drácula, quien vuelve a vengarse de la traición amorosa del Conde. En este contexto, surgen dos personalidades de vampiros: el que es la reencarnación del mal absoluto y el del que aún respeta a Dios y lo defiende.
Un argumento tan insólito y alejado de la postura de Bram, tiene por objeto justificar a Mina, quien debiera transformarse en vampiresa para salvar a su hijo (no entiendo porqué), pero por otro lado, ella siempre ha sido una buena mujer, respetuosa de Dios y le resulta físicamente imposible rechazar a Drácula (con lo cual, la defensa del hijo pasa a segundo término); Mina se preocupa por perder su alma, pero Drácula justifica los medios para llegar al objetivo final: estar juntos en la eternidad. Así la convence diciéndole que aquéllos que a pesar de ser vampiros aman a Dios (como él, cuando era el príncipe Vladimir Basarab o sea, el histórico Dracul), su alma no pertenecerá al demonio y Dios los perdonaría.
Además, hay otra justificación: el histórico príncipe rumano Dracul, luchó por la Iglesia en las Cruzadas, y la muerte de tantos turcos y su ¨empalamiento¨ los hizo en pos de transmitir terror, como táctica de guerra.
Como pueden apreciar, el libro está lleno de argumentos forzados y sin sentido.


Retrato de Vlad III, Prince of Wallachia (1431–1476) o Vlad Tepes (The impaler o el empalador)
Vlad Tepes desayunando ante unos empalados. Imagen de dominio público

Sí rescato que el destino de quienes ¨mataran¨ (perdón, al no ser decapitado, Drácula habría fingido su muerte) al famoso vampiro sea lógico y convincente. A mí siempre me inquietó  la pareja de novios Jonathan-Mina, luego de los acontecimientos atroces que les tocó vivir, es imposible imaginarse que sellen su destino como esposos ejemplares.
De ahí en más, rige la astucia de los co-autores, porque ellos imaginan un futuro nefasto, con un Jonathan Harker devastado por el alcohol, Mina, una ninfa insaciable de sexo (luego de haber sido desvirgada por el conde, no hay competencia posible para su libido), su médico amigo, sumido en locura y drogas. No está mal, ¿quién podría salir psicológicamente sano de tales sucesos?
Contaba que estuve muy reticente, al principio. Aproximadamente en la página 100, el libro toma su independencia absoluta y la historia tiene giros inesperados. Allí es cuando me olvidé que era una  secuela, es más, no considero que este libro sea una continuación, sino un libro en sí mismo.

El ¨afterword¨ está escrito por la profesora emérita Elizabeth Miller, de la Memorial University of Newfoundland, y más que una crítica, es una sucesión de excusas para aquellos investigadores que descubran los errores de libro con respecto al Drácula original.
Pues, para poder ¨sazonar¨ el texto, los co-autores han desplazado los eventos de la novela original, establecidos en 1893 a 1888, para lograr que Drácula vuelva a Londres luego de los asesinatos de Jack el destripador (Jack The Ripper) y, al viajar a América coincida con la tragedia del Titanic. En 1912, el hijo de Jonathan y Mina, es un joven audaz que busca su destino y se entera del secreto de sus padres en relación a Drácula. Un secreto con final que se anticipa en varias pistas no sutiles.

En definitiva, como lectora ¨purista¨ no es un libro que recomiende, a no ser que quieran leerlo como pasatiempo. Difícilmente pasará a la posteridad, no es ni la sombra de su original, y tampoco lo es de otro libro que sí recomiendo a los que aman las historias de horror, ¨Entrevista con el vampiro¨ de Anne Rice, que expone con pericia la -supuesta- distinta naturaleza de los vampiros, explora su personalidad, sus amores, angustias y perversiones a través de sus personajes Louis y Lestat.

Nota al margen: Dacre Stoker e Ian Holt toman el ambiente del teatro, como Anne Rice, basándose en que su tío bisabuelo había regenteado el teatro Lyceum. Aceptado.
Lo que no acepto de ninguna manera, al final, cuando Mina se transforma en vampiresa (disculpas por ser spoiler), se descompone con vómitos, exactamente como Louis, cuando la primera sangre que prueba es la de las ratas. Demasiado exactamente, pero con otras palabras, no hablaríamos de plagio, o sí?


Creative Commons License
Dracula, the Un-dead. La ¨secuela¨ del clásico by Myriam B. Mahiques is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

2 comments:

  1. Muy interesante Myriam, he dado un somero vistazo y veo que es muy variado, tiene además unas imágenes muy bellas. Volveré en otro momento con más tiempo.
    Un beso

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    1. Milia, me alegro mucho por tu visita, siempre eres bienvenida. Un beso,

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