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Tuesday, July 12, 2011

¿Es tan difícil leer a Borges?

Borges en la casa de Evaristo Carriego. Foto de Revista Eñe.

He comentado en algún momento, que a Borges empecé a leerlo de adulta, joven, pero ya profesional. En cierta forma, le temía. Había escuchado a varios decir ¨no leo a Borges porque no lo entiendo¨. Hasta que un día pedí prestado el libro El Aleph, y a partir de ahí, no paré de leerlo, con excepción de sus textos técnicos para estudiantes universitarios.
Estoy convencida que para comprenderlo hay que tener una base cultural importante, y no digo todos sus cuentos, pero la gran mayoría. Leía la nota del profesor Carlos Gamerro, y reflexionaba sobre esta cuestión de regalar o no un libro de Borges. Gamerro dice así:
¨¿por qué renunciaría alguien a la lectura de Borges y, más importante aún, qué se pierde quien se pierde a Borges? Borges es el gran maestro de la lengua española en el siglo XX, y uno de los más grandes de todos los tiempos, y lo que más se destaca en su lenguaje, más que su expresividad o su belleza, es su precisión y su potencia. Frases como "Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones" ("El sur"), "Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres" ("Tlön, Uq-bar, Orbis Tertius") y "Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche" ("Las ruinas circulares") se nos meten en el cuerpo (más que en la mente), y nos transforman para siempre.
Y no es su significado lo que está en juego, sino la minuciosa potencia de su lenguaje: cambiemos una sola palabra de la primera frase, por ejemplo, o pongamos las mismas palabras en otro orden, y la convertiremos en una vulgar receta de autoayuda.(...)
Suponen, algunos, porque les resulta difícil, que Borges `desprecia a sus lectores’ (sí, lo he escuchado). Es cierto que Borges no parece ser de esos escritores que se preguntan, cuando escriben, qué quieren sus lectores (palabra, esta última, que suele ser un eufemismo para `mercado’).
Borges nos hace el más grande honor: no nos toma por infradotados, nos tiene confianza, nos supone capaces de convertirnos en mejores lectores: para ese que podemos llegar a ser, él escribe; y está en nosotros no defraudarlo.
Esta dificultad, por otra parte, depende en mucho de por dónde se empiece a leerlo: "El inmortal" es quizás su mejor cuento, pero nunca lo recomendaría como primer contacto ­lo mismo puede decirse de maravillas como "Tlön Uqbar, Orbis Tertius" o "Pierre Menard, autor del Quijote": no son cuentos por los que se empieza sino a los cuales se llega al cabo de un largo recorrido. Nadie, en cambio, podría argumentar que no lee a Borges porque le costó adentrarse en cuentos como "El fin", "El muerto" o "La intrusa".¨
Gran verdad; lo ideal es empezar con un cuento sencillo, o retomarlo a futuro.
Me pasó con Umberto Eco que leí primero El Nombre de la Rosa, fascinada con la película. Y me costó mucho pasar por sus explicaciones sobre la Inquisición y la prohibición de la lectura de ciertos libros ¨paganos¨. Con los años, puedo leerlo más fácilmente, y así, disfrutarlo. Porque en el entendimiento (y el entrenamiento) está el goce de la literatura intelectual, tan distinta a la de los best sellers.
Lea la nota de Carlos Gamerro para revista Eñe:

4 comments:

  1. Querida Myriam:
    Te confieso que me resulta difícil leer a Borges. Comencé con El Aleph, en la escuela de periodismo, pero con el consabido "Borges es muy difícil de entender", creo que es como una maldición, pero lo peor de todo es que me convencí de que así era y no le dediqué el tiempo (que por otra parte no tenía cuando trabajaba y estudiaba) que se merece.
    Artículos como este que has publicado, tus reflexiones y otras entradas que has dedicado a Borges, sin duda tienen el valor de introducirnos a un mundo único que vale la pena conocer.
    Un cariñoso abrazo.

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  2. Querida María Eugenia, dale una oportunidad. Empezá otra vez, tranquila, sin prisa. Y te vas a enamorar de él. Algunos cuentos, como El hombre de la esquina rosada son más sencillos. El problema es que por ejemplo, este cuento, y algunos otros son muy ¨porteños¨, pintoresquistas de principios de siglo en Buenos Aires, entonces, a un porteño le llegaría más que a un extranjero. Pero el resto, diría que son internacionales. Y si te gusta la mitología, no te lo podés perder. La Intrusa, podría haber sucedido en cualquier ámbito rural.
    Un beso,

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  3. "Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres" ("Tlön, Uq-bar, Orbis Tertius")"

    Querida Myriam, a la que no conozco; sin dejar de ser cierto que Borges no ayuda al lector incauto, no lo es menos que no lo hunde nunca y que no es un escritor tan fiero (en el sentido de alejado de los lectores) como se le pinta. Al contrario, yo le veo, porque así es él, no me lo invento yo -otros sólo le miran- más didáctico que muchos literatos, pacientemente explicativo, minuciosamente introductor a la historia (historia siempre universal, nunca cuento, de facto, con que va a intentar envolvernos, historizarnos, desencontarizándonos) ; rayano de hecho en lo obvio, múltiples veces. Los que no le entienden son los que esperan una historia con moral simple o decisiva o unilateral, pero ay, la moral y el análisis de lo acontecido es complejo y multidimensional y difuso..

    Para retomar la cita sobre los espejos (no oso decir, ante una dama, lo otro); he de añadir que de las dos barbaridades, la de los espejos es especialmente pérfida, porque la cópula, al menos, reproduce sólo a veces mientras que los espejos lo hacen siempre, siempre que uno acceda, vanamente, lo sé, a mirarse (y poco a verse) en ellos.

    Un saludo Myriam y pido excusas por esta intromisión que he pretendido no obstante no demasiado no tonal.

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  4. EStimado anónimo, me agrada que hayas dejado un comentario tan analítico, ha sido un placer,
    gracias por pasar, he visto tu blog y me gusta,
    un abrazo,
    Myriam

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