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Wednesday, April 27, 2011

Las calles de Santa Mónica

3rd St., Santa Mónica, California. Imagen de blackbutterflypoetryandart.com

Recibir amigos luego de años de separación, es un gran placer. Entre los planes de comidas típicas, trazamos otros de recorridos imperdibles por las ciudades costeras más bellas del Sur de California, como Santa Mónica, paradero del jet set cerca de Hollywood.

Y hacia allá nos dirigimos una tarde soleada, un grupo heterogéneo de adultos, adolescentes y un niño, quien no tuvo mejor idea que susurrar ¨eso¨ al oído de su madre, no bien arribamos al estacionamiento público. Mi intuición de mamá no necesita explicación alguna, y dije a mi amiga que había visto ¨la puerta¨ de paso entre las rampas. Mas la infructuosa búsqueda me hizo pensar si no fue un espejismo de mi profesión, lo comprobaría al dividirnos en dos grupos que accederían al enorme edificio de hormigón por distintas calles y niveles. Nada por aquí, nada por allá.
Nos encaminamos hacia la peatonal, y la idea fija nos desvió la atención de las hermosas esculturas vegetales, la fuente, los escaparates, y las luces navideñas de una calle atestada un 1º de enero, donde ni una hiper-farmacia aparecía; entonces atisbamos en las vidrieras coloridas que disimulaban el hacinamiento dentro de negocios y restaurantes, nos dividimos en subgrupos y sentimos cómo la necesidad del niño se nos iba contagiando cual plaga voraz. Fue el momento en que tácitamente acordamos su educación, no lo llevaríamos a un rincón del alley*, lo forzaríamos, pues los machos se hacen a golpes.
Las chicas dieron con una hamburguesería más alejada, sin el infame cartelito de advertencia de usos; acá llegamos cinco mujeres ansiosas y un niño desesperado, los ojos clavados en la preciada puerta lateral, tan obsesionados, que la muchacha con los baldes de limpieza debió empujarnos, para que nos retiremos, dado que era la hora de limpieza. No hubo argumento posible, y de pronto me invadieron pensamientos racistas que reprimí inmediatamente por horribles e injustos, y paso a recordar que esta impotencia ya la viví, en el Unicenter de Buenos Aires, peor aún, porque el niño estaba pateando en mi vientre.
Tal vez los baños del boulevard en la playa estén abiertos por la noche? En la corrida, nos cruzamos con el viejo estacionamiento público, las chicas se aventuraron más rápidas y nos hicieron señas, hemos encontrado nuestro tesoro con el símbolo mundial de silueta femenina-silla de ruedas! Alguien avisó a los hombres de cara larga, quienes se acercaron a esperarnos en el alley; (entre nosotras, se comentó que se preguntaron subrepticiamente por las instalaciones masculinas...) En algún momento, logramos reunirnos y emprender la búsqueda de los autos en la noche fría; de regreso, nuestros amigos contarían orgullosos a sus familiares distantes acerca de su paseo snob por  Santa Mónica, obviamente sin extenderse en detalles superfluos.


La fuente de esculturas vegetales en 3rd St, Santa Mónica, California. Imagen de http://www.gothereguide.com/s
Luces en 3rd St, Santa Mónica, California. Imagen de los-angeles-attractions.com

(*) Alley: calle de servicio en EEUU donde se saca la basura y se estacionan autos, generalmente oscuras.

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