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Sunday, December 26, 2010

Un artefacto mecánico del 150AC que pone en duda las teorías platónicas del mundo de las esferas

Restos del mecanismo de Anticitera, hallados cerca de Creta en 1900. Foto Archivo de La Nación

¨Cuando en la pascua de 1900 Elias Stadiatos y otros buscadores de esponjas decidieron bucear en las costas de Anticitera, isla diminuta situada a medio camino entre Creta y el Peloponeso, donde se habían refugiado de una tormenta, se llevaron la sorpresa de su vida: no sólo descubrieron un tesoro incalculable de bellísimas esculturas, joyas, armas y muebles de la antigua civilización griega, sino también un enigmático artefacto de bronce que sólo ahora los científicos están terminando de descifrar.
Tras más de medio siglo en el que no atrajo mucha atención y de décadas de investigaciones internacionales, hoy se sabe que el mecanismo de Anticitera, dispositivo que data de alrededor de 150 años antes de la era cristiana, no sólo es una maravilla de ingenio tecnológico y elegancia conceptual que permitía calcular los movimientos de la Luna, el Sol y los cinco planetas conocidos en la época, además de los eclipses y hasta los años en que había juegos olímpicos, sino que podría revolucionar mucho de lo que se daba por cierto sobre el origen de las ideas astronómicas que rigieron nuestra visión del universo durante siglos.
Trabajos firmados por el historiador de la ciencia James Evans, de la Universidad Puget Sound, en Tacoma, Estados Unidos, y por el investigador argentino Christian Carman, de la Universidad de Quilmes, indican que el complejo conjunto de más de treinta engranajes traduciría en un artefacto mecánico las ideas de los babilónicos (una civilización varios siglos anterior a la griega) y, más aún, que dispositivos como éste no serían simplemente el producto tecnológico de un modelo geométrico del cosmos como el que sostenían los filósofos griegos, sino que, por el contrario, pueden haberlo inspirado.
"Es espectacular, porque toda la parte de atrás del aparato es babilónica -dice Carman- y parecería que esa idea de movimientos circulares perfectos, que siempre se atribuyó a los dioses, tal vez no venga de las teorías platónicas sobre el mundo de las esferas, sino de soluciones mecánicas que daban cuenta de la astronomía babilónica. En vez de un origen divino, podría tener otro mucho más práctico. Es asombroso."
Referencia:
Texto tomado del artículo de Nora Bär para La Nación, sección Ciencia y Salud.
Lea el artículo completo:

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