Exhibición de los restos encontrados de Galileo. Imagen de http://www.lanacion.com.ar/
Cuando estaba en el colegio secundario de hermanas católicas, solían traer un relicario con un pedacito del corazón de la Santa fundadora de la Orden. En medio de rezos, misas y cánticos, no llamaba la atención una diminuta reliquia a la que adorábamos sin dudar. El relicario, tenía su lugar de preferencia en la capilla y era expuesto alto, a la vista de todos. Sin embargo, pasados tantos años ya, no puedo recordar el nombre de la Santa, pero puedo ver el relicario con todo detalle, tal es la impresión que me causaba.
Un excelente libro que habla de la fuerza de las imagines barrocas y religiosas en la época de la conquista española en América, es el de Serge Gruzinski ¨Images at War. Mexico from Columbus to Blade Runner¨. EEUU. Duke University Press. 2001
Gurzinski nos cuenta muchas anécdotas interesantes, casos extremos donde la imagen, de no otorgar lo que se le había encomendado, era víctima de castigos, sus devotos las rompían, las quemaban, pinchaban, insultaban, enterraban, tiraban. Y hay un caso registrado en México de una mujer, considerada bruja, quien supuestamente mantenía relaciones sexuales con la imagen de Jesús.
La imagen en papel, evoluciona en la reliquia. Un trocito de tela, un recuerdo perteneciente al ¨santo¨, por mínimo que sea, también era objeto de devoción, ya que se sentía impregnado de santidad.
Hoy, leía en el diario La Nación, una nota de la corresponsal en Italia, Elisabetta Piqué, diciendo que el moderno museo Galileo, está exponiendo, después de más de un siglo de misterio, los restos desaparecidos de Galileo Galilei (1564-1642) -dos dedos y un diente-.
El funeral de Galileo, al que no asistió ningún miembro de la iglesia, por considerarlo hereje, fue registrado por un escribano, y justamente gracias a sus meticulosas anotaciones se supo que, cuando se abrió el ataúd, hubo comportamientos extraños.
¨Era tal la admiración por el astrónomo que cuando Giovanni Tozzetti, célebre naturalista, sacó de su bolsillo un cuchillo para cortar algunos miembros del cadáver de Galileo para conservarlos a modo de "reliquia", muchos lo secundaron.
A los ya castigados restos de Galileo le fueron entonces amputados tres dedos de la mano derecha -pulgar, índice y medio-, una vértebra -la quinta- y un diente. Tozzetti confesó que se había resistido a la tentación de decapitarlo para quedarse con el cerebro de un genio de la ciencia.¨
El hecho que un museo exhiba estos restos públicamente, da cuenta de las ansias morbosas que circulan incluso en la actualidad, de ver mutilaciones a modo de reliquias. No me cabe duda que atraerán mucha gente.
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