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Saturday, April 24, 2010

Acerca de la convivencia con personas de la tercera edad

Imagen de http://tipsfamilia.com/


El artículo ¨Claves para convivir con mayores¨ de Sebastián A. Ríos, publicado el día de hoy en La Nación (suplemento Ciencia y Salud), es un llamado a la reflexión. Como siempre, propongo leer los comentarios de los lectores, porque los consejos del doctor García Pintos son para la generalidad, y se entiende que hay tantos casos difíciles, que uno no debiera acusar, dilapidar, criticar, a aquéllos que llevaron a sus padres o abuelos a geriátricos. Lo ideal, es que la persona de la tercera edad sea una más en la familia y que pueda colaborar, valerse por sí misma, no ser discriminada, y nos transmita sus experiencias de vida.
Hay casos de divorcios cuya principal causa fue la convivencia con la abuela-suegra, otros de señoras que deciden ellas mismas retirarse del ámbito familiar, otros de hijos que dedican toda su vida a los padres, y cuando ellos fallecen, el hijo se ha perdido los mejores años de su vida haciendo de enfermero.  Lo triste, las peleas familiares para ver a quién le toca el turno de cuidar al abuelo que se volvió una carga muy pesada. Lo repudiable: el suicidio asistido.
Recordemos que el sacrificarnos por otros también nos hace mejores personas.
No sé qué me deparará a mí el destino, pero mi deseo es morir ¨a tiempo´, lúcida y activa.

¨DE LA MUERTE LIBRE. – Muchos mueren demasiado tarde y algunos demasiado pronto. La doctrina que dice ¨¡Muere a tiempo!¨ parece extraña aún. Muere a tiempo: he ahí lo que enseña Zaratustra.- Claro que el que nunca vivió a tiempo ¿Cómo habría de morir a tiempo? (......) Yo os predico la muerte que consagra, la muerte que, para los vivos, viene a ser un aguijón y una promesa.¨(Friedrich  Nietzche. Así hablaba Zaratustra)

A continuación, párrafos del artículo y su link.

"Si todas las edades tienen sus mitos, es en la tercera edad donde encontramos más mitos que en todas las demás: que los viejos no pueden aprender, que no pueden trabajar, que no tienen sexualidad y que lo peor que hay es convivir con un viejo", enumera el doctor Claudio García Pintos, doctor en psicología y profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA).
"Pero ¿es difícil convivir con las personas mayores, o lo que es difícil es la convivencia en sí?", se pregunta García Pintos, que propone repensar la tercera edad para despejar los mitos en torno a la convivencia con los mayores que, según muestra la Encuesta Nacional de Hogares 2008, representan el 23% de la población de la ciudad de Buenos Aires.
"Contrariamente a lo que la cultura nos dice, que es una etapa de pérdidas, la vejez es una etapa de plenitudes: es la edad del dar -afirma-. Así como en la niñez la necesidad fundamental es recibir, porque se está constituyendo la personalidad, y en la adultez es compartir, ya que es la etapa de los proyectos, la tercera edad es la edad de dar. El viejo está lleno de vida, experiencia y sabiduría, y la necesidad que tiene es de vaciarse, de entregarse, de dar."
Basta con acercarse a los voluntariados y ver lo numerosa y productiva que es la participación de los mayores para corroborarlo, según propone García Pintos. "Si la familia comprende que dar es la necesidad primordial de una persona mayor, la convivencia podrá ser diferente."
Como cualquier otro integrante de la familia, la persona mayor también necesita participar de la familia. "Cuando hablamos a espaldas del abuelo; cuando comemos a distintas horas que él; cuando no le decimos lo que pasa (lo bueno y lo malo), le hacemos mal: él necesita sentirse parte de la familia", advierte.
Y como cualquier otro integrante de la familia, también puede participar de las tareas cotidianas. "Hay un mito muy fuerte, y es que las personas mayores no tienen capacidad de trabajo, lo que es falso. En la familia hay que permitir y fomentar que los mayores tengan responsabilidades dentro del hogar: darles espacios para que puedan seguir desarrollando sus capacidades; promover que hagan cursos, que participen de voluntariados o en la parroquia", aconseja García Pintos.
Otra necesidad básica que no siempre es advertida es el respeto a la intimidad: "Las señoras mayores que tienen a un cuidador te dicen: «¿Sabe lo que es que venga alguien y meta la mano en el cajón de la ropa interior?». Es muy común que se trate a las personas mayores como si no tuvieran pudor o intimidad."

CLAVES
Escuchar. "La primera necesidad de una persona mayor en la casa es ser recibida", afirma el doctor Claudio García Pintos. "Que te sientes un rato a su lado y la escuches. ¿Siempre cuenta lo mismo? Seguro debe de tener muchas otras cosas por decir: decile que te cuente otra cosa", aconseja.
Alentar. "Con un buen trabajo de estimulación, la persona mayor puede no sólo no perder la memoria, sino mejorarla y continuar aprendiendo", dice García Pintos. Cursos, carreras universitarias, voluntariados, tareas del hogar... Son innumerables las actividades que puede realizar.
No sobreproteger. "Los padres, cuando son grandes, no pasan a ser hijos: siguen siendo padres. No hay que caer en la sobreprotección porque eso es invalidante para ambos: uno se convierte en esclavo y el otro, en inválido."
Respetar la cultura. "Hay que permitir que el viejo conserve su propia cultura: si iba a misa todos los domingos, ayudarlo a que siga yendo", da como ejemplo.
PARA AGENDAR 
"Viejo es el viento: ¿cómo convivir con gente grande?" Es el nombre de la charla abierta y gratuita que dará el doctor Claudio García Pintos el 3 de mayo, a las 19, en el Círculo Médico de Vicente López (Sarmiento 1755) (Buenos Aires). Informes: (011) 4837-7570 o fundacion@diagnosticomaipu.com.ar
Cuidar a los que cuidan. Es el nombre de los talleres destinados a los cuidadores de pacientes con trastornos de memoria, que desde hace 4 años se realizan mensualmente en la sede de Novartis Argentina. Informes: http://www.viviendomejor.com.ar/cuidaralosquecuidan

Lea el artículo completo

3 comments:

  1. Mi abuelo vivió con nosotros y gracias a él tengo recuerdos felices de infancia. Me era especialmente fácil entablar conversación (desde mis tres años hasta los doce, cuando murió y se fue con Dios)y me contaba cosas de la Guerra Civil española. Yo le preguntaba.
    Teníamos un pacto: yo corría hasta el final de la acera y no cruzaba la carretera. Nunca lo hacía. Siempre me paraba y él confiaba. Paseábamos todas las mañanas hasta que entré al colegio.
    Mi abuelo me dejó un regalo: cada vez que lo recuerdo nunca tengo ganas de llorar ni un vacío; una sonrisa se dibuja en mi cara.
    Ahora mis padres son mayores. Mi madre es muy bondadosa, es delicioso convivir con ella.
    Mi padre tiene sus complicaciones, pero está bien.
    ¿Te querrás creer que me cuesta más convivir con mi hermana y se nota entre nosotras????
    Es un punto, ¿NO?
    Un abrazo.

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  2. Hola Quimey, mil gracias por tus comentarios, me vas a hacer engordar de orgullo! Yo tampoco puedo tirar los libros, lo peor es cuando veo una dedicatoria dentro de un libro usado (tengo muchos usados), me da pena pensar que alguien recibió el libro con tanto amor, y luego termina en los estantes de las bibliotecas. En todo caso, mejor así, no? Te creo totalmente que te lleves mejor con tus padres que con tu hermana, yo tengo la mía y flor de discusiones hemos tenido, ni te cuento cuando éramos chicas, una vez hicimos una guerra de escobillón y escoba :)Hoy a la tarde paso nuevamente por tus blogs, tengo un día difícil hoy, sino mañana. Esta semana estuve con poco tiempo. Un abrazo,
    Myriam

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  3. Un abrazo. Si es que este blog es geniaaaaaaaaaaaaal.

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