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Friday, March 26, 2010

Deshacerse de los Libros y Desgarrarse las Vestiduras

Gente revisando libros en un volquete frente al Kavanagh, en el centro de Buenos Aires. Foto de lanacion.com

Hoy estuve leyendo muy interesada la breve nota de Cecilia Wall para el diario argentino La Nación, acerca de un volquete frente al famosísimo edificio Kavanagh, en el centro de Buenos Aires, que contenía una cantidad de libros sobre desechos de construcción. El tono crítico se desliza sutilmente, ante el comentario del fotógrafo que registró la situación, se presume que quien haya arrojado los libros a la basura, está remodelando su departamento y le resultó más fácil que donarlos. Pero, muchos transeúntes -cartoneros incluídos- se reunieron a hurgar y ver qué títulos rescatarían, entre ellos, de medicina. A continuación hay una lista de lugares donde se puede donar libros.
A veces, suele ser más ilustrativo el comentario de algún lector que el artículo en sí mismo. Cuenta alguien con el sobrenombre de ¨aburrimientototal¨ sobre los trastornos que sufrió para intentar donar libros en perfecto estado sobre psicología, antropología, enciclopedias, etc, durante una mudanza. Al leerlo, me sentí absolutamente identificada, porque lamentablemente me tocó pasar por la misma situación, peor, porque fue casi sin tiempo. Ordenar, separar, vender, donar, muebles, ropa y objetos personales, no es fácil cuando uno debe emigrar. Mi consejo es tomarlo con la mayor frialdad posible, con la esperanza que algún día se recuperarán, o pasarán a mejores manos. Tratar de donar mis libros y revistas técnicas a la Universidad, fue un trastorno en sí mismo, y un gasto inesperado superior al valor de los mismos, porque tuve que cargar todo a un remise, sonreír al conductor para que no proteste por sobrepeso, trasladar mis pertenencias al 3o piso, llegar a la biblioteca para que un empleado me diga que muchos de esos títulos ya habían sido donado antes, y no hay lugar para más, tal vez éste y el otro..... Luego es regresar con la misma carga, y pensar, ahora qué hago? Llamé a alumnos, y pude repartir varios. El resto, con todos los otros temas de mi afición, quedó en 40 cajas cerradas en casa de mis padres, y tuve la suerte que hubiera lugar. Y sé que en algún momento, otra vez pasaré por la misma situación, además sería una tontería traer por barco libros que mis hijos, aculturados a Norteamérica, jamás leerían. Llegamos a la conclusión con mi esposo, que los títulos que más me interesaban, los compraría nuevamente on line. De allí que tengo, por ejemplo, mi gran favorito ¨Las Ciudades Invisibles¨, de Italo Calvino, en inglés y castellano. Uno a mano, otro esperándome....
He dado instrucciones a mis hijos, para que donen los libros que he adquirido en Estados Unidos cuando yo fallezca. Precisamente, les indiqué la Biblioteca de Huntington Beach, donde día a día, la gente se agolpa para entrar y desparramarse como hormigas por todos los salones. Lo más emotivo, es encontrar libros con dedicatorias a padres, hijos, esposos, a veces los libros quedan con tarjetas de saludos adentro, y hasta conseguí uno del sociólogo Mike Davis con su firma. Pero así es la vida........
Para quienes quieran leer el artículo completo y ver direcciones para donar libros:

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